Hace días oía el comentario de un comunicador de un medio que criticaba fuertemente la idiosincracia del mexicano de esperar siempre algún día sacarse la lotería o ganar un premio importante en algún sorteo.
Lo que me llamó la atención es que lo decía con desprecio hacia la esperanza de la gente pobre que su única oportunidad de hacerse rico de la noche a la mañana es por medio de la suerte.
El cura de una parroquia muy pobre predicaba un día sobre el juego de lotería y la ruleta:“Sé muy bien que ustedes, si sueñan con el 15, con el 21 o con el 69, corren al día siguiente a jugar a esos números todo lo que tienen, sin detenerse a pensar en lo que ocurrirá si pierden”.
Concluido el sermón, el cura bajo del púlpito. En ese momento se le acercó una ancianita y le dijo:
“Señor cura, ¿podría usted repetirme los números que mencionó hace un ratito?”
Es criticable menospreciar la esperanza del pobre de mejorar económicamente, algún día, por medio de la suerte.