viernes, 16 de julio de 2010

Los favores que nunca se olvidan



Algo muy doloroso suele suceder cuando se pide un favor -que realmente se necesita- y no nos es concedido.

Pero algo muy extraño pasa cuando nos lo hacen sin haberlo solicitado.

Para ser felices, hay que realizarse al maximo

El triunfo en los negocios, el deporte, el amor, la amistad -es decir, en casi todo en lo que emprendemos- depende en gran medida de la imagen que tenemos de nosotros mismos. La gente que cree en su propia valía atrae el éxito y la felicidad como por efecto magnético; frecuentemente le suceden cosas buenas, sus relaciones personales son duraderas y lleva a termino sus proyectos. Como se diría comúnmente esa gente “atrapa la ventura al vuelo”.

En cambio, hay personas que parecen perseguidas por el fracaso y la frustración. Se les tuercen los planes, nada les sale bien, y ellas mismas se las arreglan para malograr su potencial. Los problemas de este tipo de personas suelen derivarse de su incapacidad para aceptarse a sí mismos. Pero cuando adquieren seguridad, a menudo sus dificultades se resuelven solas.

Cualquier persona, si se lo propone es capaz de cambiar su percepción de sí mismo. El hecho de que esta sea negativa no predestina a nadie a la desdicha ni a la derrota, pues es posible liberarse de actitudes viciadas y adquirir la saludable seguridad que resulta indispensable para hacer realidad los sueños.

He aquí como lograrlo:
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