jueves, 29 de abril de 2010

Los dos reyes y los dos laberintos Cuento de Jorge Luis Borges

Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían.

Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres.

Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta.

No Quiero Ofenderte por Paulo Coelho


Solo entiendes el poder y la importancia del perdón si has sido perdonado.
La corta historia a continuación lo ilustra:

Un Hombre Rico por Harvey Mackay

 Cuando era chico, recuerdo que un amigo de mi padre, Bernie, era un próspero mayorista de fruta y verduras, y todos los veranos, cuando llegaban las primeras sandías, Bernie nos llamaba.

Papá y yo íbamos al depósito de Bernie ubicado junto a la playa, y nos sentábamos en el borde del muelle, con los pies colgando. Bernie traía su machete, abría nuestra primera sandía, nos alcanzaba a ambos un gran pedazo y se sentaba junto a nosotros.

Entonces enterrábamos la cara en la sandía, comíamos sólo el corazón -la parte más roja, jugosa, firme, y libre de semillas- y tirábamos el resto. Bernie era lo que mi padre consideraba un hombre rico.
Related Posts with Thumbnails