martes, 15 de diciembre de 2009

Amarula el licor de los animales sudafricanos


Hay un caso muy curioso que se da en Sudafrica y se trata de un arbol llamado Marula cuyo fruto, la amarula, al momento de madurar y caer del arbol tiende a fermentarse y consecuentemente generar alcohol, pero lo curioso no termina ahí, sino que cuando los diversos animales -que ya se hicieron adictos- se alimentan con él tienden a agarrar tremendas borracheras y hacen divertidas piruetas como cuando los humanos nos pasamos de copas.

Cabe mencionar que el cultivo de este arbol, Sclerocarya birrea, solo es posible en las sabanas africanas por lo que los fabricantes les compran a las tribus su cosecha para poder elaborar el licor. La produccion ya esta debidamente establecida al igual que su comercializacion y cuentan los catadores que su calidad y exquicites lo ubican dentro de los mejores vinos del mundo.

Pero volviendo a lo curioso de todo esto, es que a los animales les encanta, en el video verán a elefantes, jirafas, monos, roedores; el fruto fermentado puede llegar a alcanzar hasta los 17 grados de alcohol, lo cual provoca que ingerido por los animales en grandes cantidades les produzca estas megaparrandas.

La Admiracion Exagerada


Presenciaba, en días pasados, la celebración de un campeonato por parte de unos aficionados del equipo ganador y me quedé sorprendido por las extremas reacciones y manifestaciones de júbilo y felicidad que demostraban por tal acontecimiento.

Intentaba justificar su actitud pensando que esto se debía, seguramente, a la falta de triunfos personales, y a la necesidad de tener a alguien a quien admirar y celebrar, cuando ese alguien haga, lo que ellos nunca podrán lograr.

Cito a Frederich Nietzche que mencionaba:

“Hay una inocencia en la admiración. Y es la del hombre que no contempla la posibilidad de que también él podrá ser admirado algún día. Ecce homo.

Al admirar demasiado las virtudes ajenas se puede perder el sentido de las propias, y no ejerciéndolas, olvidarlas completamente, sin poder reemplazarlas por las ajenas. Humano, demasiado humano.

La admiración de una cualidad o de un arte puede ser tan violenta, que nos impida aspirar a la posesión de estas dos cosas.Humano, demasiado humano.

El Poder de la Indecision


Me platicaba en días pasados un amigo que se encontraba en una situación especial en la cual tendría que decidir entre dos opciones, por buena suerte, ambas eran buenas pero le costaba decidir por alguna de ellas.

Vino a mi mente este excelente cuento de Jorge Bucay que esclarece lo que sucede sin no se toma la decision.

“Había una vez un centauro, que, como todos los centauros, era
mitad hombre y mitad caballo.

Una tarde, mientras paseaba por el prado sintió hambre.
-¿Qué comeré? -pensó- ¿Una hamburguesa o un fardo
de alfalfa, un fardo de alfalfa o una hamburguesa?
...Y como no pudo decidirse, se quedó sin comer.
-¿Dónde dormiré? -pensó- ¿En el establo o en un hotel,
en un hotel o en el establo?
...Y como no pudo decidirse, se quedó sin dormir.
Claro, sin comer y sin dormir el centauro se enfermó.
-¿A quién llamar? -pensó- ¿A un médico o a un
veterinario, a un veterinario o a un médico?
...Enfermo y sin poder decidir a quién llamar, el centauro
se murió.
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