sábado, 27 de febrero de 2010

Lo que Envidio

Envidio las cosas a las que no se les puede poner precio.

Envidio a la gente que, estando de pie, es capaz de dar una voltereta hacia atrás.

Envidio a quienes han participado en una guerra y han sobrevivido.

Envidio a aquellos que hablan con soltura un idioma extranjero.

Envidio a los actores que poseen el don de conmover y deleitar al público, al grado de que este quisiera que la obra no terminara nunca.

Envidio a las personas que pueden viajar al extranjero con tan solo una maleta ligera.

Y envidio, sobre todo, a esos pocos seres que comprenden que la vida es un frágil contrato, rescindible en cualquier momento por la otra parte, y que viven en consonancia con ese pensamiento.

El Arte de ser Prudente

“Pensar por anticipado”. No ser fácil en creer ni en querer”. “No empeñarse con quien no tiene qué perder”. “No obrar apasionadamente”….. Cualquiera juraría que estos consejos fueron tomados de un libro moderno de superación personal. Pero no. Son creación de un jesuita español del siglo XVII.

En el ambiente cortesano que le toco vivir a Baltasar Gracián -capellán militar, predicador prestigiado y confesor de gente poderosa-, hacia falta mucho ingenio para triunfar. Observador agudísimo y realista implacable, se convenció de que no llega a la meta quien no ve bien donde pone cada pie.

Con la intención de instruir a sus contemporáneos en ese arte, escribió “Oráculo manual y arte de prudencia”, libro que resume una rica experiencia y un gran conocimiento de la vida y de los hombres.
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