sábado, 1 de agosto de 2009

Video Super Michael Jackson Bros


Hay videos graciosos, divertidos, asombrosos o hasta sorprendentes, pero este que les traigo a continuación además de todo lo anterior me parece que es muy ingenioso y de actualidad; es un video basado en el famoso juego Mario Bros., tan popular en su época, pero en vez de Mario el actor principal es.... ¡Michael Jackson!, si haciendo el famoso paso de moonwalk y muchas cosas mas que lo caracterizaron.




Mejor los dejo que lo disfruten, en el siguiente enlace: Video Super Michael Jackson Bros.

Ventas y Politica por Rogelio Gomez Cantu


Todo buen vendedor tiene facilidad política dentro y fuera de su negocio

¿Qué similitudes tienen las ventas y la política? Todas. Aunque parezca algo extraño, las ventas y la política tienen muchas cosas en común. En estos últimos meses de campañas políticas hemos visto la facilidad que tienen varios protagonistas de promover sus proyectos e ideas (independientemente del partido o ideología). Las estrategias de publicidad y promoción de las campañas fueron muy interesantes.

Hoy, después de la elección, podemos constatar que se valen cambios de estrategias durante un proceso con el fin de alcanzar un objetivo, y que sí sirve. También hemos aprendido que malas decisiones como el no estar presente en un debate o no contestar rápido a una campaña de desprestigio o no promocionarse adecuadamente también quitan credibilidad y atracción por el candidato o producto.

También hemos aprendido que los ciudadanos o clientes son libres de elegir a un candidato o proveedor. Y que mucho depende de la forma de cómo se venda la idea del producto. ¿Te suena esto con ventas?

La política es "un comportamiento prudente y hábil para conseguir un determinado fin", lo cual es aplicado para cuestiones relacionadas con el Gobierno, pero también con los negocios.

¿No es la política la forma de actuación con la que se busca conseguir un resultado en una venta? Analicemos: ¿Los buenos vendedores tienen facilidad para la política?

En un estudio realizado entre 100 vendedores "estrellas" en sus compañías en México, arriba del 92 por ciento tienen la habilidad de hacer política con sus clientes y proveedores. Son personas que tienen un perfil de alto empuje, con metas y objetivos claros, que saben escuchar y que saben manejar bien la relación con los clientes, con su jefe y proveedores en la cadena de valor.

Son personas que buscan negociar para conseguir su objetivo o analizan opciones de cómo lograrlo ante adversidades. Otra característica particular es que saben cuidar bien su imagen y nombre al momento de venderse y presentarse ante un cliente. ¿Tienen parecido con los políticos? Sí.

Las similitudes entre un político y un vendedor son muchas y muy marcadas en ambos casos cuando son exitosos dentro del porcentaje mencionado (92 por ciento).

El otro 8 por ciento del universo tiene probabilidades de éxito bajo circunstancias especiales (como por ejemplo ser demasiado terco en el seguimiento a los clientes, más que por una habilidad misma de las mencionadas) o aspira a un desempeño promedio (no sobresaliente).

Por los resultados anteriores, podemos decir que un buen vendedor tiene muchas similitudes con un buen político.

¿Cómo funciona un buen político? Utilizando su imagen como producto y respaldado por la marca de un partido político. Haciendo su capital político a través de relaciones y acuerdos con personas con algún interés común al suyo. Se publicita y hace promoción de sus proyectos futuros, buscando que los electores compren la idea de su proyecto u opción política.

La relación con un buen vendedor es que éste vende su producto, imagen y la de su empresa ante los clientes. Vende un producto para un beneficio a futuro, del que se enteran los clientes a través de la publicidad o promoción del vendedor. Se hace de una cartera de clientes y la cuida (es el valor suyo dentro de la empresa).

Al final, tanto el vendedor como el político buscan un interés hacia su persona y producto por parte del cliente.

Lamentablemente la política, en el ámbito gubernamental, no goza de una buena reputación dentro de cualquier sociedad del mundo. ¿Por qué? Por usar el poder de forma inadecuada ante los ojos del ciudadano o gobernado. Es cierto que existen buenos políticos y gobernantes, pero son más conocidos por sus desaciertos que por sus aciertos.

La diferencia de los políticos con los vendedores es que estos últimos no tienen poder para forzar una venta. No tienen poder para obligar a un cliente a comprar algo, como lo puede hacer un político en una decisión que ayude o afecte a muchos ciudadanos.

La vocación de un político y vendedor es la misma, pero con diferente enfoque y contorno. Los dos buscan un bien y desean ser la mejor opción para sus clientes. El enfoque es diferente por la profesión. Y el entorno es distante uno del otro por los elementos que influyen en la toma de la decisión de elección.

Una pregunta muy frecuente que me han hecho sobre la relación de la política y las ventas es: ¿debe un vendedor saber ser político? La respuesta es SÍ.

Hay vendedores, que son los más difíciles de encontrar, que tienen mucha facilidad para la política por la misma educación que han recibido en sus casas, escuelas y formación personal. El resto debe desarrollar ciertas habilidades.
Estas habilidades o características principales de un vendedor político son:
Metas claras: saben qué desean lograr y cómo conseguirlo. Su método de trabajo es en base a resultados con esquemas flexibles y cuantitativos.

Alto drive o empuje: impulsan proyectos o ventas por la constante búsqueda de oportunidades de éxito. Son tenaces con la realización de sus actividades. Terminan toda actividad que inician.

Distribución de su tiempo: aprovechan al máximo el tiempo, siendo éste su recurso más importante. Entre mayor es su escala de crecimiento profesional, mejor es su aprovechamiento del tiempo. Trabajan en base a prioridades y al impacto versus la actividad y tiempo invertido.

Escuchan: escuchan primero y piensan antes de hablar. Saben preguntar para encontrar respuestas. Proponen en base a la búsqueda de necesidades de sus clientes.

Facilidad de relación: buscan relacionarse con sus clientes a través de aspectos de interés común o personales. Entienden que sus clientes son personas que requieren relacionarse. Desarrollan relaciones a través de resultados y compromisos.

Entienden el negocio: saben cómo y con quién deben tener una relación excelente y constante de trabajo para beneficio de sus clientes, iniciando con entender la visión de su jefe directo.

Buscan soluciones: enfocan sus esfuerzos en respuestas, no en problemas. Proponen soluciones.

Imagen: es su primera carta de presentación.
Las anteriores características dan la pauta a analizar y para conseguir una plantilla de vendedores con perfil exitoso. Un vendedor exitoso sabe hacer política con sus clientes, proveedores y compañeros de trabajo.

Otra pregunta frecuente es: ¿de quién depende el desarrollo del vendedor político? Del jefe y del vendedor mismo. De ambas partes. Al igual que en la política, mucho depende del ejemplo del maestro. Un buen jefe en el arte de hacer política de ventas es de gran aprendizaje, pero también es responsabilidad del mismo vendedor el tener ambición por crecer y lograr mejores resultados.

Lo importante es entender la relación que hay entre ventas y política, y sacar el máximo provecho para el logro de resultados. No significa cambiar de profesión.

"Un buen vendedor es un buen político"


Comentarios a: rogelio_gomez@grupoapex.com

Como se Fabrica una TV de Plasma Discovery Channel

Uno de mis programas favoritos del Discovery Channel es el de ¿Como lo Hacen? pues describen como se fabrican los aparatos de uso diario y normal que, por lo general, nos hacen la vida muy placentera.

En este video se muestra como se hace una tv de plasma, desde el primer paso hasta la aportación.

El video tiene una duración de poco mas de 8 minutos,esta hablado en español y lo pueden ver en el siguiente enlace: Como se fabrica una TV de Plasma.

El Optimismo y el Pesimismo ventajas y desventajas



En esta vida hay muchos tipos de personas, buenos, malos, enamorados, ilusionados, etc., etc., etc., pero, a mi parecer, la clasificación que los engloba a todos es con base a su actitud, es decir, si esta persona es optimista o pesimista.

A continuación trataremos de comentar algunos aspectos que caracterizan a unos y a otros asi como sus ventajas y desventajas.

El optimista es más rápido para la acción, es más activo. Pero subestima las dificultades y corre el riesgo de aventurarse en forma desprevenida en sendas peligrosas.

El pesimista, por el contrario, es excesivamente prudente y termina por perder muchas y buenas oportunidades.

Lo ideal seria contar con una sagaz mezcla de ambas actitudes que equilibren el buen razonamiento.

Por lo regular esta actitud ante las dificultades y el futuro, además de reflejarse en la vida diaria, repercute también en la relación con los otros seres que los rodean.

El pesimista tiene una visión negativa del futuro, pero también una visión negativa de los hombres. De ellos espera lo peor. Cuando los observa descubre, siempre, las peores cualidades, las motivaciones más egoístas, menos desinteresadas. Para el pesimista la sociedad está formada por gente mezquina, corrupta, malvada, siempre lista a sacar ventaja en beneficio propio de la situación. Gente de la cual no puede fiarse y que no merece su ayuda. Si le cuentan un proyecto, en poco tiempo presentará todos los obstáculos, todas las dificultades con las cuales la persona habrá de toparse. Y le dará a entender que luego, una vez alcanzado el objetivo, sólo tendrá amarguras, desilusiones y humillaciones. En poco tiempo hará sentir a la persona vacía, sin fuerzas.

El pesimista tiene un poder extraordinario de contagio. A veces basta encontrarlo a la mañana, por la calle, y en poco tiempo, transmite toda su actitud negativa y su pasividad. Su éxito consiste en explotar las tendencias, en todos nosotros, al negativismo y que no esperan otra cosa para ser despertadas y potenciadas.

La primera tendencia al negativismo es nuestro miedo al futuro. La segunda es nuestra tendencia natural a la pereza, a quedarnos quietos, encerrados en nuestra cáscara. El pesimista, en realidad, es básicamente perezoso. No quiere hacer esfuerzos para adaptarse a las cosas nuevas. Es rutinario. Tiene rituales precisos para despertarse, para la comida, para el fin de semana.

Frecuentemente, también es avaro. Su argumento es: ¿Por qué debe ser generoso, si todo el mundo está lleno de gente ávida, de corruptos, de aprovechadores?

Otra característica que lo identifica es su marcada envidia. Si se le hace hablar, se puede observar que elogia lo que ha hecho en el pasado. Y agrega que hubiera podido hacer muchas más cosas si no hubiera sido obstaculizado, si no hubiese tanta corrupción, si no hubieran sido favorecidos aquellos que no se lo merecen.

Pasemos ahora al optimista. Comparado con el pesimista, parece ingenuo. Confía en los hombres, corre el riesgo. Si se observa más atentamente uno se da cuenta de que en realidad, ve las maldades y las debilidades de los otros pero no se detiene por estos obstáculos. Cuenta con el hecho de que en cada ser humano hay algunas cualidades positivas y trata de despertarlas.

En cambio, el pesimista está recluido en sí mismo y no escucha a los demás, los percibe como entidades amenazantes.

El optimista siempre presta atención a las personas. Las deja hablar, les dedica tiempo, las observa. De esta manera logra identificar, en cada uno, algún aspecto positivo, esa cualidad que puede exaltar, hacer fructificar. Así consigue arrastrar a los hombres, unirlos, guiarlos hacia un objetivo.

El optimista también consigue superar mejor las dificultades. Porque está más abierto a soluciones nuevas y puede transformar rápidamente una desventaja en una ventaja. El pesimista ve la dificultad antes, pero se deja hipnotizar, paralizar por ella. Mientras que, a menudo, basta sólo un poco de imaginación para revertir la situación.

Por ultimo, no conozco una persona que su actitud negativa lo haya llevado al éxito, solamente a la comodidad de su balcón, donde solo ve pasar a los triunfadores.

Cuanto vale un Milagro


Hay ocasiones en que la vida te golpea tan fuerte, y tan seguido, que la única solución que ves para salir adelante es... un milagro, algo que, por el momento, no esta a tu alcance. Pero dejame decirte, un milagro, si lo buscas, lo puedes encontrar.

De vuelta a mi baúl de los recuerdos encontré esta bonita historia que, seguramente, nos ayudara, en momentos de crisis, a nunca perder la esperanza, aun y cuando ya se vea todo perdido.


¿Cuanto vale un milagro?
(Una historia real)
Tess era una niñita, algo precoz, de ocho años cuando escuchó a sus padres hablar de su hermanito menor Andrés. Todo lo que pudo entresacar de la conversación fue que Andrés se hallaba muy enfermo y la familia estaba completamente sin dinero.

A tal punto esto era así que justo se estaban por mudar a un departamento más chico porque el padre ya no podía seguir pagando la cuenta del médico y las cuotas de la casa grande que habían comprado tiempo atrás y en la que vivían.

A Andrés sólo podía salvarlo una cirugía muy costosa y todo parecía indicar que la familia no tendría forma de conseguir el dinero. -- "Sólo un milagro podría salvarlo ahora -- oyó la niña que el padre le decía en un susurro con desesperación apenas contenida a una madre que no podía ocultar las lágrimas.

Tess fue a su dormitorio y sacó el jarro de mermelada escondido en las profundidades del placard. Vertió sobre la alfombra todas las monedas que había en él y las contó con mucho cuidado. Para estar segura, las contó tres veces. Sentía que, por alguna misteriosa razón, no podía equivocarse. Las tres veces llegó a la misma cantidad. Segura de no haberse equivocado, metió otra vez las monedas dentro del jarro, enroscó la tapa y, sin decirle nada a nadie, se escabulló con él por la puerta trasera de la casa.

Caminó unas 6 cuadras hasta la farmacia en la que siempre la familia había comprado los medicamentos. Esperó pacientemente a que el farmacéutico le prestara alguna atención pero el hombre parecía estar demasiado cupado justo en ese momento charlando animadamente con un caballero. Tess arrastró sus pequeños pies sobre el piso, tanto como para hacer algún ruido que llamase la atención pero, ¡nada!. Carraspeó, limpiándose la garganta con el sonido más desagradable que pudo producir pero, ¡otra vez nada!.

Finalmente, cansada de pasar desapercibida, sacó una moneda del jarro y la estrelló con fuerza sobre el mostrador. Ese recurso funcionó. -- "¿Qué es lo que se te ofrece?" -- preguntó el farmacéutico algo molesto -- "Estoy hablando aquí con mi hermano a quien no he visto en años." -- agregó, sin esperar demasiado la respuesta de la niña. Con el mismo tono de voz, bastante picada, Tess le respondió: -- "Bueno, yo también quiero hablarle de mi hermanito. Está muy, pero muy, enfermo... y quiero comprarle un milagro." -- "¿Un qué!? -- preguntó el farmacéutico, pero la niña, sin hacerle mayor caso, prosiguió: -- "Se llama Andrés y tiene algo malo creciéndole adentro de la cabeza y mi papá dice que solamente un milagro puede salvarlo ahora. Así que: ¿cuanto sale un milagro?" -- "Lo lamento chiquilina, pero no vendemos milagros aquí. Desgraciadamente no te puedo ayudar" -- respondió el farmacéutico, ablandándose un poco. Pero la niña no se dejó amilanar: -- "Escúcheme, tengo la plata para pagarlo. Y si no alcanza, voy a conseguir el resto. Solamente quiero saber cuanto cuesta."

El hermano del farmacéutico era un caballero muy bien vestido y presentado. Hasta ese momento había permanecido en silencio pero, ante el cariz que estaba tomando la conversación, bajó sus ojos hacia la niña y le preguntó muy amablemente: -- "¿Y qué clase de milagro necesita tu hermano exactamente?" -- "No sé." -- respondió la niña con voz triste -- "Solamente sé que está muy enfermo y mamá dice que hay que operarlo pero papá no tiene la plata que hace falta. Así que quiero usar mi plata y comprarle lo que necesita." -- "¿Y cuanta plata tienes ahí?" - quiso saber el caballero -- "¡Un dólar con once centavos! -- respondió Tess rápidamente. -- "Es todo lo que tengo por ahora, pero puedo conseguir más si hace falta.... "-- "¡Bueno, pero qué casualidad!" -- replicó sonriendo el hermano del farmacéutico -- "Un dólar con once centavos es justo lo que vale un milagro para hermanitos enfermos."

La niña contó el dinero, el caballero lo recibió y lo guardó, luego de lo cual puso una mano sobre el hombro de la niña y le dijo: -- "Bien. Ahora vamos a tu casa. Quiero ver a tu hermanito y conocer a tus padres. Veamos si tengo la clase de milagro que necesita. Si lo tengo, es un trato hecho. Si no llego a tenerlo, te prometo que te devuelvo todas las monedas."

El destino quiso que hermano del farmacéutico fuera el Dr. Carlton Armstrong, en su momento, uno de los mejores neurocirujanos del mundo. La operación se llevó a cabo en forma gratuita y al cabo de unos meses Andrés se hallaba de regreso en su casa recuperándose favorablemente.

Sin embargo, el hecho es que ni Tess, ni Armstrong revelaron jamás a nadie la transacción que habían realizado en la farmacia. De alguna manera, permaneció siendo un pequeño secreto entre los dos. -- "Esa cirujía " -- dijo la madre de Andrés muchos años más tarde -- " fue un verdadero milagro. Lo que me pregunto es cuanto habrá costado en realidad."
Tess, convertida ya en una brillante profesional, sólo sonrió. Ella sabía exactamente el precio de un milagro: un dólar con once centavos ... más la fe inquebrantable de una chiquilina de ocho años.
Un milagro no contradice lo que sabemos del Universo. Es simplemente un hecho que responde a algo que todavía no conocemos y que solamente podemos, a veces, presentir.
Related Posts with Thumbnails