lunes, 3 de agosto de 2009

Pensar Bien Sentirse Bien Walter Riso Libro de Regalo




Walter Riso, el autor de Pensar bien, sentirse bien toma como foco de su análisis el pensamiento.

"Pensar" es lo que más hacemos en nuestra vida, durante el sueño y durante la vigilia, aunque las "irregularidades" de nuestro pensamiento cotidiano no las advertimos con la misma facilidad con que advertimos las del sueño. El pensamiento visto de esta manera (como pensamiento irracional) es un enemigo que vive en nosotros --nos dirá el doctor Luis Flórez-Alarcón en la presentación de estas páginas--, sin que nos alertemos de su capacidad destructiva. Riso dirá: "Una vez que las creencias se organizan en la memoria las defendemos a muerte, no importa cuál sea su contenido. Quizás esta sea la base de la irracionalidad humana."

Dividido en tres partes principales y varios anexos dedicados a aplicaciones prácticas, Pensar bien, sentirse bien transcurre en un lenguaje ameno, no exento de un riguroso profesionalismo donde sicología y ética se dan la mano, lo cual queda evidenciado en la tercera parte, "Reflexiones sobre el arte del buen vivir", al abordar temas como "austeridad interior", "sabiduría más que erudición", "ética más que moral".

Un capítulo revelador es el dedicado al perdón.

¿Cómo pensarnos a nosotros mismos? ¿Cómo alcanzar la paz interior? ¿Qué nos hace humanos? Son otras de las preguntas a las que se da respuesta en este libro, producto de varios años de investigación sobre terapia cognitiva, es decir la manera como procesamos e interpretamos la información que recibimos.

El libro lo podran bajar en el siguiente enlace: Pensar bien, Sentirse Bien de Walter Riso

El Perdon el Maximo Regalo


Perdón es una palabra conformada por el prefijo “per” que significa intensidad y “don” que significa regalo: Regalo intenso. Principalmente para quien perdona, porque cuando perdonamos es como si desatáramos un ancla de nuestros pensamientos, de nuestras acciones, de nuestras emociones. Es como si abriéramos la puerta de las opciones que siempre hemos sabido que nos benefician pero que, por esta ancla, hemos mantenido cerrada.

Cuando las personas hablan de perdonar, frecuentemente se refieren ha haberse quitado un peso de encima, esto quiere decir que quien perdona es el primer beneficiado con este regalo.

Es muy frecuente y válido el argumento de perdonar por comprender, por entender, por compasión con el otro; sin embargo, puede ser más efectivo que busque perdonar porque es usted el que se beneficia, el que se libera, el que comprende que manteniendo y alimentando su resentimiento, el daño es para usted y para los suyos.

Perdonar no significa que el otro cambie. Algunas personas perdonan y, sin embargo, crean inmediatamente la expectativa de que la otra persona “no lo vuelva a hacer”, cuando sabemos que este cambio sólo se dará cuando el otro realmente lo decida. Entonces, en este caso, la expectativa realista sería, si la persona ha actuado varias veces de esa manera determinada, lo más probable es que vuelva a hacerlo igual. Por tanto, sería conveniente que, además de perdonar, usted tome las medidas para no verse afectado de nuevo por ese comportamiento.

El resentimiento es una extraña fantasía de dolor que quizá mantenemos con la esperanza de que otra persona venga a disculparse, a reconocer su error. La otra persona tiene sus propios argumentos y razones o justificaciones para haber obrado como lo hizo y nuestro resentimiento no va a cambiarlos. Si esa manera de obrar, que nos dolió tanto, es verdaderamente un error del otro, él mismo estará sufriendo las consecuencias aun cuando aparentemente no lo demuestre, ya que es difícil saber lo que pasa en el corazón de otro ser humano.

El poeta norteamericano Longfellow decía:
“Si nosotros pudiéramos leer la historia secreta de nuestros enemigos, podríamos encontrar en la vida de cada uno de ellos tanta pena y tanto sufrimiento, que sería suficiente para desarmar cualquier hostilidad”.

El Resentimiento, ¿Le hace mal al otro o a usted mismo?

Cuentan que una vez un hombre llegó a su casa u encontró que había sido saqueada por ladrones. Sintió hondo pesar por lo que le había sucedido y, después de hacer el recuento de las pérdidas, se llenó de rabia, frustración e impotencia y, sin embargo, al reflexionar, se dio cuenta de que, fuera de intensificar las precauciones, era muy poco o nada lo que podía hacer por
recuperar sus bienes o encontrar a los ladrones. Entonces dijo: “ya que me robaron mis bienes, no voy a permitir que me roben mi tranquilidad y mi paz”. Y decidió olvidarse del asunto.

"Que nos hagan un agravio no significa nada, a menos que insistamos en recordarlo."


Randy Pausch Last Lecture La Ultima Leccion


El 18 de septiembre de 2007, el profesor y científico Randy Pausch tenía previsto dirigirse a 400 estudiantes y colegas de la Universidad Carnegie Mellon para cumplir con una tradición académica denominada 'Última lección' (Last Lecture).

Lo que nadie se esperaba es que abriese su intervención con un anuncio: tenía cáncer de páncreas y los médicos le daban entre tres y seis meses de vida. "Es lo que es y no podemos cambiarlo", aseguró, antes de afrontar la charla con un humor y sentido común que le convirtieron en una celebridad.

'Cómo cumplir verdaderamente los sueños de tu infancia' se tituló aquella última lección sobre la perseverancia, una lección de vida y muerte que, gracias a Internet, se convirtió en un éxito mundial y, después, en un libro escrito junto a Jeff Zaslow, reportero del 'Wall Street Journal', titulado 'The Last Lecture'. Hoy es un 'best-seller' que ha llegado a 32 idiomas y ha vendido más de cinco millones de ejemplares.

"Estoy intentando meterme en una botella que un día aparecerá en la playa para mis hijos", aseguró en aquella lección para intentar explicar sus motivos. No en vano, Pausch, considerado como una de las 100 personas más influyentes por 'Time', insistía en que tanto su charla como su libro estaban preparados para sus hijos, de cinco, dos y un año de edad.

Para intentar frenar el cáncer, este profesor se sometió a agresivas cirugías y quimioterapia experimental. Pero la enfermedad siguió su curso y casi 10 meses después de anunciarlo, Pausch falleció en su casa de Chesapeake, Virginia, a los 47 años.

Sus últimos meses de vida fueron una verdadera crónica de una muerte anunciada y amplificada por su éxito global en la Red.

Seis sueños hechos realidad

"La experiencia es lo que logras cuando no consigues lo que quieres", escribe en 'The Last Lecture' este científico que no será recordado por sus descubrimientos. "Estoy en mejor forma que muchos de ustedes", clama Pausch tras anunciar el cáncer en su 'última lección' antes de ponerse a hacer flexiones.

No quiso hablar de cáncer, sino de sus seis sueños infantiles: estar en gravedad cero, jugar en la NFL, firmar un artículo en la enciclopedia 'World Book', ser el Capitán Kirk, ganar un peluche y ser un creativo de Disney. Consiguió cumplirlos todos, íntegros o en versiones reducidas.

No llegó a Capitán Kirk, pero gracias a su popularidad, el director J. J. Abrams le invitó a interpretar un papel con una línea de texto en la última película de Star Trek, que se estrenará en 2009.

También tuvo sus 25 segundos de ingravidez gracias a la NASA. Y la enciclopedia 'World Book' le invitó a escribir su entrada sobre 'realidad virtual', materia en la que es experto.

Tampoco logró su sueño de convertirse en creativo de Disney, pero si les ayudó con algunas atracciones de realidad virtual para Disney World. Y su sueño de jugar en la NFL se vio cumplido a medias cuando, un mes después de su lección, fue invitado a recibir pases en un entrenamiento de los Pittsburgh Steelers.

En la Universidad Carnegie Mellon destacan su "enorme impacto". Jared L. Cohon, presidente del centro, aseguró en un comunicado que su "amor por la enseñanza, su sentido del humor y su brillantez" se unieron para crear Alice, un programa para niños que en un entorno de dibujos amigables les enseña los primeros pasos de la programación.

También aprovechó su fama para llamar la atención sobre la necesidad de investigar el cáncer, sin perder nunca su sentido del humor, heredado de su madre: "Tras doctorarme, mi madre me presentaba así: "Éste es mi hijo. Es doctor, pero no de los que alivian a la gente", decía sobre ella, que todavía vive y que, por suerte, se equivocó por completo en su comentario.
Aqui el enlace para ver el video: Randy Pausch Last Lecture

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