lunes, 2 de noviembre de 2009

Jenny y el Regalo de su Padre


Jenny era una linda niña de cinco años, de ojos relucientes. Un día mientras ella con su mamá visitaban una tienda, Jenny vio un collar de perlas de plástico que costaba 2.50 dólares. ¡¡ Cuánto deseó poseerlo!!

Preguntó a su mamá si se lo compraría, su mamá le dijo: agamos un trato, yo te compraré el collar y cuando lleguemos a casa haremos una lista de tareas que podrás realizar para pagar el collar.

Y no te olvides que para tu cumpleaños es muy posible que tu abuelita te regale un dólar!, está bien?.

Jenny estuvo de acuerdo y su mamá compró el collar de perlas.

Jenny trabajó con tesón todos los días para cumplir con sus tareas, y tal como su mamá le mencionara, su abuelita le regaló un dólar para su cumpleaños. En poco tiempo Jenny canceló su deuda.

Jenny amaba sus perlas,las llevaba puestas a todas partes. El único momento que no las usaba era cuando se bañaba pues su mamá le había dicho que las perlas con el agua le pintarían el cuello de verde!

El perdon


Qué fácil es hablar del perdón, pero que difícil es darlo.

Algunos han dicho que es un don el reconocer que estamos equivocados y que al hacerlo, si con nuestra acción lastimamos a alguien, podemos ser perdonados; pero ¿qué pasa con los que se equivocan y nos hacen daño y no reconocen su equivocación?

Algunas veces deseamos castigar a dicha persona, pero quienes salen más castigados somos nosotros mismos y para liberarnos es necesario renunciar a esos sentimientos dolorosos que no son nuestros, sino  de quien nos hizo daño, y hay que dejarlos ir.

Cuándo sucede esto, me pregunto, ¿qué hubiera yo hecho en lugar de la otra persona que me hizo daño, si yo hubiera estado en su lugar?
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