lunes, 24 de mayo de 2010

El Animal Silencioso por Gibran Khalil Gibran

En la mirada del animal silencioso hay un discurso que sólo el alma del sabio puede comprender verdaderamente.
                                                                                               un poeta indio
En el crepúsculo de un hermoso día, cuando la fantasía se apodera de mi mente, pasé por el borde de la ciudad y me detuve ante las ruinas de una casa abandonada, de la que sólo quedaban las piedras.

Entre las ruinas ví un perro que yacía sobre suciedad y cenizas. Su piel estaba cubierta de úlceras y la enfermedad atormentaba su cuerpo débil. Sus ojos tristes miraban una y otra vez al sol poniente y expresaban humillación, desesperanza y miseria.

Me acerqué a él con el deseo de saber el lenguaje animal para que mi compasión pudiera consolarlo. Pero solo logré aterrorizarlo, e intentó levantarse sobre sus patas paralizadas. Cayéndose, me echó una mirada en la que se mezclaba la ira impotente con la súplica. En esa mirada había un discurso más lúcido que el del hombre y más conmovedor que las lágrimas de la mujer. Esto es lo que entendí que decía:

El dia que me volvi Invisible

En esta casa no hay calendarios, y en mi memoria los recuerdos, están hechos una maraña.

Me acuerdo de aquellos calendarios grandes, unos primores, ilustrados con imágenes de santos que colgábamos al lado del tocador, pero, ya no hay nada de eso, todas las cosas antiguas se han ido desapareciendo, yo, yo también me fuí borrando sin que nadie se diera cuenta.

Primero me cambiaron de alcoba porque la familia creció, después, me pasaron a otra más pequeña aún acompañada de mis bisnietas, ahora ocupo el desván, el que está en el patio de atrás, prometieron cambiarle el vidrio roto de la ventana, pero, se les ha olvidado y todas las noches por allí se cuela un airecito helado que aumenta mis dolores reumáticos.
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