viernes, 16 de julio de 2010

Para ser felices, hay que realizarse al maximo

El triunfo en los negocios, el deporte, el amor, la amistad -es decir, en casi todo en lo que emprendemos- depende en gran medida de la imagen que tenemos de nosotros mismos. La gente que cree en su propia valía atrae el éxito y la felicidad como por efecto magnético; frecuentemente le suceden cosas buenas, sus relaciones personales son duraderas y lleva a termino sus proyectos. Como se diría comúnmente esa gente “atrapa la ventura al vuelo”.

En cambio, hay personas que parecen perseguidas por el fracaso y la frustración. Se les tuercen los planes, nada les sale bien, y ellas mismas se las arreglan para malograr su potencial. Los problemas de este tipo de personas suelen derivarse de su incapacidad para aceptarse a sí mismos. Pero cuando adquieren seguridad, a menudo sus dificultades se resuelven solas.

Cualquier persona, si se lo propone es capaz de cambiar su percepción de sí mismo. El hecho de que esta sea negativa no predestina a nadie a la desdicha ni a la derrota, pues es posible liberarse de actitudes viciadas y adquirir la saludable seguridad que resulta indispensable para hacer realidad los sueños.

He aquí como lograrlo:

-Concentrese en sus posibilidades, no en sus limitaciones. Muchas personas se sienten inferiores porque no son bien parecidos, inteligentes o ingeniosos como otros. Quizá no haya nada que menoscabe la autoestima tanto como la costumbre de examinar a la gente que nos rodea para compararnos con ella.

Cuando encontramos a alguien realmente más brillante, simpático o guapo, nos sentimos disminuidos. El rabino jasídico Zusya, en su lecho de muerte, respondió así a alguien que le pregunto como creía que seria el reino de Dios: “No lo sé. Pero hay algo que sí sé: cuando llegue, no me recriminaran por no haber sido Moisés, o David. Me preguntaran por qué no fui Zusya, es decir, por qué no fuí enteramente yo mismo”.

-Dedíquese a algo que haga bien. Nada tan común como la gente talentosa que no alcanza el éxito. Y su problema no radica tanto en descubrir sus aptitudes naturales sino en como desarrollarlas. Mucha gente, cuando se enfrenta a las dificultades propias de la actividad o disciplina que le interesa, cuando ve que otras personas las sortean con mayor facilidad, claudica. No se da cuenta de que solo a base de práctica repetitiva y tediosa se afinan las habilidades requeridas para alcanzar nuestros objetivos.

Hay quienes encontramos nuestro camino por el método de la prueba y el error, el cual puede llevar tiempo y conducir a callejones sin salida. Pero nunca debe desalentarnos que otros sean más hábiles. El factor decisivo del triunfo no suele ser el talento, sino el empeño.

-Concíbase como una persona de éxito. Si se pudiera penetrar en la cabeza de mucha gente para escuchar las observaciones que se hacen de sí mismos seguramente que la mayoría serian negativas. Dado que miles de mensajes negativos pasan por nuestro cerebro todos los días, es natural que el resultado sea una imagen muy deteriorada de nuestra propia persona. El escritor y editor Norman Cousins hizo esta observación: “La gente nunca se siente mas insegura que cuando permite que sus obsesiones y sus temores, ahoguen sus anhelos”. Indudablemente, si vemos en nuestro fuero interno cómo suceden cosas buenas, tarde o temprano nos sucederán.

-Olvídese de lo que esperan de usted los demás. Cuando nos decidimos a dejar de ser lo que quieren los demás, damos un paso liberador. Si somos fieles a nuestros instintos, nos daremos cuenta de que desarrollaremos de manera natural nuestros rasgos definitivos. Descubrir y expresar esa individualidad es uno de los objetivos de nuestra presencia en este planeta. Si huimos del conformismo y desarrollamos alguna pequeña extravagancia avanzaremos hacia la independencia y la confianza en nosotros mismos.

-Cultive relaciones sociales que lo apoyen. Muchas personas batallan para reforzar su autoestima sin recurrir a la fuente de ayuda que tienen más a la mano: las buenas amistades. Uno de los medios más seguros para fortalecer la confianza es procurar que haya mucho amor en nuestra vida y hacer cuanto sea necesario para establecer relaciones estimulantes y enriquecedoras. Algunos creen que, para ello, tienen que buscar nuevas amistades, pero en realidad lo que deben hacer es profundizar en las que ya tienen. Los parientes, aunque no sean muy cercanos, pueden brindarnos apoyo y afecto en abundancia. El contacto con nuestra parentela refuerza en nosotros el sentido de identidad.
La manera como esta repartido el talento en este mundo no debe preocuparnos. Nuestra responsabilidad consiste en explotar apasionadamente el que tengamos y llevarlo a su máxima expresión.

La confianza en uno mismo, al igual que la felicidad, se nos escapa cuando tratamos de obtenerla como un fin, generalmente se logra como resultado de algo más.

Si nos entregamos al trabajo, a la amistad o al amor, un día caeremos en la cuenta de que nos desenvolvemos con gran seguridad, y eso, sin lugar a duda, nos hará felices.
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