sábado, 20 de marzo de 2010

Esta es la Bitácora de su vida El caso de Gordon Bell

Gordon Bell, el ya legendario experto en computadoras de 75 años de edad, se pasea por los alrededores de las oficinas de Microsoft Research en San Franciso con lo que parece ser un pesado collar de color negro. Este contiene una cámara del tamaño de un naipe.

Se llama SenseCam, y toma fotografías cada minuto o cada vez que el cambio de luz le indica que Bell entró a otro lugar. A veces, Bell la coge y toma una que otra fotografía. Una foto más para su enorme base de datos.

Durante los últimos 10 años, Bell, investigador de Microsoft, ha llevado la vida de una rata de laboratorio. Ha estado grabando y almacenando digitalmente cada detalle de su vida. Bell toma fotos y graba sus conversaciones telefónicas. Coloca en un mapa cada paso que da y escanea cualquier documento que valga la pena guardar.

Todo esto tiene el fin de crear una memoria electrónica que complemente la memoria que tenemos entre oído y oído. En su nuevo libro Total Recall, escrito junto a su colega Jim Gemmell, Bell asegura que cada vez más personas irán siguiéndole los pasos.

Es muy fácil decir que Bell es un caso extremo. Hasta con la ayuda técnica de Microsoft, la documentación digital de la vida (lo que Bell llama “lifelogging” o “bitácora de vida”) resulta un trabajo agotador. Sin embargo, Bell, que ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de los microprocesadores y de la Internet, señala que ya hay millones de personas vertiendo sus vidas en las redes de socialización y en Twitter.

Según Bell, el lifelogging será el siguiente paso. Y ya hay avances tecnológicos que permiten darle cierta razón. Millones de personas ya llevan consigo un rudimentario instrumento de lifelogging, el teléfono móvil.

Uno de los objetivos de esta nueva tendencia es mejorar el desempeño financiero, físico, etc. de las personas. Bell, que ya cuenta dos operaciones al corazón, ha analizado su propia información para buscar correlaciones entre su régimen dietético y los síntomas de angina que padece.

Según Esther Dyson, experta en tecnología, los mercados se abrirán pronto a nuevos programas informáticos con los que se extraerá, ordenará y dará sentido al caos de la información. Hay muchas áreas en las que se podrían utilizar estas tecnologías.

Por ejemplo, ya hay casos de divorcios o de acoso sexual en los que se utiliza la información contenida en los teléfonos móviles y en las casetas electrónicas de peaje para complementar o contradecir la memoria humana.

Sin embargo, la información también se puede utilizar en contra de quien la recolecta. Las cortes podrían llegar a utilizar estas bitácoras de vida tal y como se valieron de las grabaciones del presidente Richard Nixon en el caso Watergate.

Otro problema potencial sería la violación de la intimidad. Tal vez tengamos que establecer reglas para determinar qué se graba y qué no. “Sin duda habrá que crear ciertos protocolos”, asegura Bell.



Fuente Original: Businessweek.com/magazine/content/09_37/b4146051036364.htm
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