Hoy, como siempre, la humanidad ansía conocer la esencia de la religión, pero las instituciones religiosas suelen hacer hincapié en la forma.
Debería ser fácil para todo hombre que se acercara a un templo, cualquiera que fuera la arquitectura o la base doctrinal de este, acceder a la sabiduría y a la fortaleza espiritual necesarias para enfrentarse a la vida.
El 3 de febrero de 1943, el buque de transporte Dorchester fue torpedeado cerca de la costa de Groenlandia.
Mientras se hundía, cuatro religiosos, dos de ellos protestantes, uno católico y el otro judío, se pusieron a repartir salvavidas entre la gente.
Cuando ya no quedaban salvavidas, entregaron los suyos.
En el momento en que fueron vistos por última vez, estaban de pie, tomados del brazo y orando.
Al acudir con su cita con la muerte, se unieron al servicio de un mismo Dios.