Hay ocasiones en nuestra vida en que por diversas circunstancias sentimos como que algo nos oprime el pecho, como que no nos deja respirar cómodamente y hasta suspiramos a cada rato, tratando de jalar aire para compensar la sensación.
Y de pronto al estar viendo una película, leyendo alguna historia, algún correo que nos llego o tan solo darnos cuenta -o recordar- de algún hecho trágico o triste, sin querer, se nos llenan los ojos de lagrimas y si estamos en soledad damos rienda suelta a nuestro llanto para que, después de un buen rato, sintamos una calma plena y muy satisfactoria, relajante y agradable. Era necesario Llorar.
Debido a la fuerte presión que la cultura y la educación han ejercido durante mucho tiempo, las lágrimas eran signos de debilidad o inseguridad. Llorar en público no estaba bien visto, y aún era peor si el que lloraba era un hombre.
Actualmente la sociedad está empezando a valorar las emociones que dan sentido a la vida. Ahora hablar de la persona sensible es una fortaleza más que debilidad, porque el llanto es expresivo, facilita la liberación de distintas emociones, que van desde el dolor a la alegría y desde el miedo a la ira. Da igual si eres hombre o mujer, niño o anciano, todos podemos llorar.
En el recién nacido el llanto a veces es una manera de comunicarse con el mundo de los adultos, y algunos estudiosos de la psicología infantil han notado que el niño que pasa su primer período de vida en una institución o en un hospital, lloran de un modo completamente distinto respecto al niño que crece en una familia normal.
Existe un determinado tipo de llanto, denominado llanto espasmódico, que se caracteriza por crisis súbitas de llanto sin existir causa o motivo aparente que la justifique. En individuos que tienen alteraciones difusas del sistema nervioso central, sobre todo cuando están afectados los núcleos de la base, este tipo de llanto suele ir unido a una risa espasmódica.
Recuerda, llorar libera emociones, como decía el poeta nicaragüense Rubén Darío:
"Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer..."
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