viernes, 18 de septiembre de 2009

El Gran Peligro


¿Se puede pedir y dar indefinidamente?

¿Hacia dónde son llevados nuestros países por las políticas de promesas?

En Iberoamérica, cada día son más las promesas que hacen los gobiernos a sus ciudadanos: más educación, mejor nivel de vida, empleos, viviendas, seguridad social, menos horas de trabajo y hasta diversión.

Al ciudadano se le dice que se le va a dar todo, por lo que muchos consideran al gobierno como un “Santa Claus” o Dios Todopoderoso. Consecuencia de esta política es el crecimiento cada vez mayor, por un lado de una gran masa de población que espera recibir y, por otro, de la clase gubernamental que promete dar.

De los que esperan recibir educación, viviendas, etc., y de los que prometen darlas, se forma una parte importante de población que podría ser económicamente activa y que, en su euforia de pedir y prometer, se olvida de que las carreteras, presas, etc., no son obra de “Santa Claus” en el Polo Norte, sino que es necesario crearlas con nuestros recursos y esfuerzos.

Por esta razón, cada vez son menos los que están dispuestos a crear riquezas; pues es más cómodo situarse entre las clases que esperan recibir o las que prometen dar.

Así vemos que, a nivel nacional e internacional, nuestros ciudadanos y gobiernos se han convertido en una cadena de pedigueños: el pueblo pide al gobierno más de todo, y los gobiernos piden ayuda y fuertes préstamos a países desarrollados.

La riqueza no se crea por mandato ni por decreto, sino mediante el esfuerzo y el trabajo. Esta verdad tan fundamental, parece que la están olvidando muchos de nuestros gobernantes que, debido a una elemental ignorancia de la realidad económica o a su ansia por mantenerse en el poder y lograr popularidad, hacen un sinnúmero de promesas, y algunos gobernantes son tan audaces que creen poder cumplirlas; para ello someten a sus gobiernos a las más ilógicas decisiones, logrando cumplir sólo parcialmente algunas promesas, pero causando mayores desastres en otros aspectos.

Por dichas decisiones, la situación de las economías iberoamericanas se vuelve más crítica cada día: mayor endeudamiento, menor productividad, más desempleo, mayores déficits presupuestarios; junto con más promesas y un mayor aumento en las filas de los que dicen van a organizar un mejor reparto de bienes y servicios a través de organismos burocráticos.

El gran peligro de nuestros países estriba en los grupos de presión que piden, por un lado, y los gobernantes que prometen dar, por el otro, olvidándose de un paso previo: la creación de riqueza.

Los tiempos de grandes promesas son etapas previas al advenimiento de regímenes dictatoriales que se imponen como solución al caos, anarquía y pobreza a que da origen el binomio pedir-dar, olvidándose del de crear y trabajar.



Fuente: Fragmento de El Fracaso del Socialismo, por Luis Pazos
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