lunes, 11 de octubre de 2010

Cada quien decide el rumbo de su vida



Todo adulto, por desdichada que haya sido su infancia, o por mucho que lo limiten sus habitos, es libre de decidir el rumbo de su vida.

Decir que Hitler, o que cualquier criminal, no eligieron el camino del mal sino que fueron victimas de su crianza equivale a anular la moralidad y todo debate sobre el bien y el mal.

Semejante punto de vista no exoplica por qué otras personas en circunstancias similares no se convirtieron en un Hitler.

Pero aun decir: “No es su culpa; no era libre de elegir”, es despojar a la persona de su humanidad y reducirla al nivel de un animal que solamente obedece a sus instintos.
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