Todo adulto, por desdichada que haya sido su infancia, o por mucho que lo limiten sus habitos, es libre de decidir el rumbo de su vida.
Decir que Hitler, o que cualquier criminal, no eligieron el camino del mal sino que fueron victimas de su crianza equivale a anular la moralidad y todo debate sobre el bien y el mal.
Decir que Hitler, o que cualquier criminal, no eligieron el camino del mal sino que fueron victimas de su crianza equivale a anular la moralidad y todo debate sobre el bien y el mal.
Semejante punto de vista no exoplica por qué otras personas en circunstancias similares no se convirtieron en un Hitler.
Pero aun decir: “No es su culpa; no era libre de elegir”, es despojar a la persona de su humanidad y reducirla al nivel de un animal que solamente obedece a sus instintos.