Cada vez que un jugador de beisbol comete un error,
este se registra y se difunde.
¿Cuantos de nosotros podríamos soportar
esta especie de escrutinio cotidiano? ¿Cuantos mas estamos dispuestos a reconocer un error
antes de que nos lo señalen?
La mayoría de nosotros
suele buscar protección y ponerse a la defensiva;
desde los mas altos ejecutivos
hasta el mas humilde de los trabajadores.
Nuestro objetivo es, no tanto hacer bien las cosas
sino no ser sorprendidos haciéndolas mal.
Sin embargo, todas las personas importantes de este mundo
han cometido errores, -tan grandes- que a veces los han hundido.
Pero sin errores no hay progreso, y la única forma de evitarlos
consiste en ser totalmente pasivos; es decir, estar muertos.
Ciertamente, de este modo nadie lo censurará,
pero a cambio tampoco obtendrá nada.
