Se creería que el corcho con que se tapa una botella de vino es un accesorio de lo más trivial. Pero no es así. Este trocito de corcho desempeña un importante papel en la “vida” del vino.
Un corcho defectuoso puede estropear el sabor del vino al permitir que entre aire a la botella, pues entonces el contenido se oxida.
La longitud del corcho es un buen indicador de la opinión que el productor tiene de su vino. Los finos vinos franceses vienen en botellas tapadas con corchos de calidad superior y extremadamente largos, que miden hasta cinco -o más- centímetros.
Tales corchos nos dicen que el vino se conservara en su condición original por largo tiempo.
Celso Nucci