Hay cosas que se compran tan solo por el gusto de hacerlo, no se toma en cuenta las funciones que cumplirían para considerar que se hizo una buena adquisición.
Una forma de saber si lo que se quiere comprar es adecuado -o correcto- es que cumpla con la importante función de que sea de utilidad; pero, ¿en que consiste la utilidad de las cosas?
Decía Ricardo de San Victor que la utilidad de las cosas puede consistir en lo grato, en lo apto, en lo cómodo o en lo necesario.
Grato es lo que agrada, apto lo que conviene, cómodo lo que aprovecha y necesario aquello son lo cual no se puede existir.
Así que ya sabe, si lo que acaba de comprar reúne estas cuatro características, puede decir –a todo el mundo- que realizo una buena compra.