sábado, 19 de septiembre de 2009

Fabula La Gallina de los Huevos de Oro


Cuenta la fábula de Esopo que un pastor descubrió una mañana que una de sus gallinas puso un huevo dorado. El pastor se acercó a contemplarlo y se dio cuenta enseguida de que aquello era un huevo macizo de oro.

No creyendo lo que veía, se lo llevo al joyero de la villa, el cual le certificó el material y le compró el huevo por una considerable cantidad de dinero.

Al día siguiente, el pastor, volvió a ver otro huevo, y el día siguiente otro… El pastor, el cual se fué haciendo de un buen capital día tras día, decidió matar a la gallina para extaerle, de su interior, todos los huevos que albergaba.

Al abrirla, el pastor se dio cuenta que en su interior no había nada más que entrañas y vísceras, de todo menos huevos de oro. Al instante se dió cuenta de que su impaciencia había hecho que acabara con su mejor activo generador de recursos. Había matado a su gallina de los huevos de oro.

Siempre que se inicia un negocio es con la firme convicción de generar ganancias, si estas no llegan con rapidez cunde la desesperación y desaliento y una fuerte tendencia a abandonarlo.

El buen emprendedor debe estar cargado de una fuerte dosis de paciencia que le haga esperar sabiamente los resultados esperados y no matar, por la impaciencia, a lo que podría ser su gallina de los huevos de oro.
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