miércoles, 26 de agosto de 2009

Los Milagros que Ya No Vemos



Hay ocasiones en que nuestra credibilidad de sobre algunas cosas es muy exigente, nos negamos a nosotros mismos la posibilidad de que sean ciertas, tal vez por no querer creer en ellas o simplemente por necedad.

Al ser de esta forma pasamos por alto detalles que son parte de la vida, sin los cuales tal vez ni siquiera existiéramos; no valorar el día a día nos deja muy poco con que disfrutar sin que nos cueste algo, sin que tengamos que sacrificar o perder algo o a alguien para poder decir ¡Que maravillosa es la Vida!

A continuación les comparto un cuento para reflexionar:

Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque; un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante alumno del sabio.

Poderoso T.: "Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa y que inclusive puedes hacer milagros".

Sabio: "Soy una persona vieja y cansada... ¿Como crees que yo podría hacer milagros?".

Poderoso T.: "Pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos..... esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso".

Sabio: "¿Te referías a eso?... Tu lo has dicho, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso... no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, y todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo".

Poderoso T.: "Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tu haces..... muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios".

Sabio: "¿Esta mañana volvió a salir el sol?".

Poderoso T.: "Si, claro que si!!".

Sabio: "Pues ahí tienes un milagro..... el milagro de la luz".

Poderoso T.: "No, yo quiero ver un verdadero milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra.... mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas".

Sabio: "¿Quieres un verdadero milagro? No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?".

Poderoso T.: "Si!! Fue varón y es mi primogénito".

Sabio: "Ahí tienes el segundo milagro.... el milagro de la vida".

Poderoso T.: "Sabio, tu no me entiendes, quiero ver un verdadero
milagro..."

Sabio: "¿Acaso no estamos en época de cosecha?, no hay trigo y sorgo donde hace unos meses solo había tierra?".

Poderoso: "Si, igual que todos los años".

Sabio: "Pues ahí tienes el tercer milagro...."

Poderoso T.: "Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero...." (el sabio lo interrumpe)

Sabio: "Te entiendo bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por
ti...Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer".

Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiro muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda. Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el sabio y su alumno, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomo al conejo, intercedió por su curación y sus heridas sanaron; el joven estaba algo desconcertado...

Joven: "Maestro te he visto interceder por milagros como este casi todos los días, ¿Por que te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿Por que lo haces ahora que no puede verlo?".

Sabio: "Lo que el buscaba no era un milagro, sino un espectáculo. Le señale 3 milagros y no pudo reconocerlos. Hay que tener humildad, para llegar a ser maestro primero hay que ser alumno... no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. El día que aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, veras que Dios realiza milagros aun sin que tu se los hayas pedido".

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