A la democracia le viene como anillo al dedo el corolario de aquella historia del niño y el anciano que se dirigian una tarde a su casa acompañados de un burro.
El anciano va montado en la bestia. y cuando lo ve un viandante lo reconviene por obligar al muchacho a caminar.
Entonces el anciano le cede su lugar al chico, pero otro viajero que encuentran les dice que aquello no es lo cnveniente, pues los jovenes deben respetar a sus mayores.
Asi pues, ambos continuan su camino montados en el jumento, pero no tardan en encontrar a alguien que los amonesta por tratar tan duramente al animal.
Por fin, de alguna manera, llegan a casa.
Igualmente, la democracia no puede complacer a todo el mundo, pero nadie ha encontrado un mejor sitema para gobernar a los hombres libres.