Hace un tiempo, mi madre ayudó a una persona que decía haber sido víctima de los ladrones. Esta persona, hablando un idioma indígena, afirmó estar sin nada para comer, ni en donde pasar la noche.
Mi madre le dío de comer y algo de dinero para que pudiera pasar la noche en algun lugar de hospedaje y luego se fue.
Días después, nos enteramos por las noticias que esta "indigente" era en realidad una sinverguenza muy creativa, que fingía no hablar bien el español y su pobreza para abusar de la buena fe de las personas.
Al oir la noticia mi madre -despues de reflexionar un poco- solo comento: "eso no me impedirá seguir ayudando a quien pueda".
Viene a mi memoria algo que leí hace tiempo, la historia del sabio que, cierta tarde, llegó a la ciudad de Akbar. La gente no dió mucha imporancia a su presencia, y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población. Incluso después de algún tiempo llegó a ser motivo de risas y burlas de los habitantes de la ciudad.
Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo.
Uno de los hombres comentó:
- ¿Es posible que además, sea usted sordo? ¡Gritamos cosas horrribles y usted nos responde con bellas palabras!
- Cada uno de nosotros solo puede ofrecer lo que tiene - fue la respuesta del sabio.