miércoles, 21 de abril de 2010

No le tema al Fracaso

El Fracaso es el modo mas común de explorar lo desconocido… y acaso sea su mejor maestro.

Se encuentra usted empantanado en una carrera profesional que no avanza, preguntándose porqué el éxito siempre esta un poco mas allá de su alcance. Todo un coro de líderes empresariales tienen la respuesta. El éxito lo elude a usted porque –¡agarrese!- no ha tenido suficientes fracasos.

Muchos consejeros vocacionales se empeñan en decir que el fracaso es la vitamina para el éxito. No se trata, por supuesto, de lanzarse a un desastre seguro para ser místicamente recompensado por el triunfo. Se trata, más bien, de reconocer, simplemente, que las personas que se arriesgan a fracasar -y aprenden de sus tropiezos- son las que mas probabilidades tienen de triunfar en todo cuanto emprenden.

Si usted no se ha estrellado, quizá se deba a que esta avanzando por inercia y corriendo muy pocos riesgos que lo pongan realmente a prueba. Claro, ha sufrido usted pequeños reveses en la escuela o en el amor, pero nunca ha fracasado en serio. Pero no se preocupe: A todos les llega su turno. Nadie vive para siempre una existencia a prueba de fracasos.

El fracaso es fácil de reconocer. Por lo general, entraña pérdida de dinero, de autoestima y de posición social. En el mejor de los casos, es, en términos sencillos, no obtener lo que se desea.

No se trata de que las personas de mente racional deban desear que les ocurran calamidades. Pero una buena dosis de infortunio a menudo es un maestro dolorosamente eficaz. Nos enseña algo acerca de nuestra fuerza, y nos ayuda a conocer nuestras limitaciones, y ese es un aspecto importante del proceso de madurar.

La gente que aprende de los descalabros es la clase de luchadores que buscan los capitanes de empresa. “El éxito continuo fomenta la arrogancia y el engreimiento” asegura el multimillonario industrial Ross Perot. “Yo quiero gente que ame el campo de batalla; gente dispuesta a arriesgarse a fracasar. Y eso incluye cometer errores no dolosos. La gente que no alcanza el éxito”, añade, “instintivamente evita los riesgos, aun cuando una jugada audaz pudiera rendir buenos frutos. Se aprende mucho mas de lo que no funciona, que de lo que marcha bien. El fracaso”, concluye, “es solo el costo de buscar nuevos retos”.

Si la perspectiva de cometer errores lo paraliza, he aquí varias sugerencias:

1.- No vuelva a mencionar la palabra fracaso. Quienes alcanzan grandes logros, rara vez hablan de “fracaso”, palabra que sugiere un callejón sin salida. A mediados de los años cincuentas, el empresario Victor Kiam, fabricante de la rasuradora Remington, perdió la oportunidad de adquirir los derechos de un producto desconocido cuando sus colegas lo desaprobaron.

Ese producto era Velcro. ¡Ay! “Eso habría podido enfurecerme”, dice Kiam, autor de Live to Win (Vivir para Ganar), “pero lo considere otro tropiezo mas en el camino. Además, si yo no hubiera aprendido de ese error de juicio –de mi falta de confianza en mi mismo-, jamás habría comprado la Remington”.

2.- No lo considere algo personal. Cuando algo sale mal, ¿se etiqueta usted instintivamente como perdedor? El lenguaje que utilice para describirse puede convertirse en poderosa realidad. Calificarse repetidamente a sí mismo de vendedor sin empleo no solo lo define como desempleado -sinónimo de fracaso en nuestra sociedad-, sino que también limita su potencial. Mas vale considerarse como alguien con “opciones”. Y entre esas opciones esta seguir cursos para desarrollar nuevas capacidades, o bien emprender valientemente otra carrera.

3.- Esté preparado. Procure inmunizarse trazándose un plan de catástrofe. Pregúntese: ¿Qué es lo peor que puede ocurrir? Imaginar la perdida del empleo o del cónyuge podría obligarlo a considerar claramente alternativas prácticas. ¿Tiene usted suficientes seguros y reservas de dinero para capotear un temporal difícil? ¿Tiene usted talentos que podrían darle ingresos si lo despidieran?

Tenga presente que el ideograma chino -que significa “crisis”- consta de los caracteres tanto de “peligro” como de “oportunidad”. Para hacer frente al fracaso, es necesario llevar una vida equilibrada, centrada en la familia, los amigos y las aficiones. Ninguna empresa o empleo bastan para sostener toda la vida emocional.

4.- Aprenda a fracasar inteligentemente. Jack Matson, profesor de la Universidad de Houston, Texas, creo un curso al que sus alumnos llamaron “Fracaso 101”. Matson hizo que sus alumnos construyeran con palitos modelos de productos que nadie compraría. “Diseñaron tinas de baño para hamsters y unas cometas que podían volarse en huracanes”, relata Matson.

Las ideas eran ridículas, pero en cuanto los discípulos de Matson equipararon el fracaso con innovación y no con la derrota, se sintieron libres de intentar cualquier cosa. "Casi todos ellos fracasaron por lo menos cinco veces antes de encontrar su lugar en los negocios, aprendieron a no considerar el fracaso como la última palabra", concluye Matson.

Esos estudiantes descubrieron también los dos modos de fracasar. Probar las cosas en secuencia es lo que Matson llama “fracaso lento y estúpido”. El proceso es tan largo que la gente se cansa y se da por vencida. El “fracaso inteligente y rápido” significa poner en practica varias ideas a la vez, y prepararse más para la siguiente andanada. “El fracaso es el modo mas común de explorar lo desconocido” asegura Jack Matson, “asi que abrevie lo mas posible sus experimentos”.

5.- Nunca se rinda. La compañía constructora de Glen Early fracaso en 1975. Early, entonces de 25 años, prefirió hipotecar su casa a declararse en bancarrota. Siguió trabajando en la industria de la construcción, tratando de dominar las complejidades administrativas. En 1982, se armo de valor para pedir otro préstamo, a fin de volver a establecer su propio negocio; ya gozaba de una sólida reputación entre los bancos por haber salido airoso de tiempos difíciles.

Early amplió cautelosamente su nuevo negocio de construcción. Siguió cursos universitarios de administración de empresas. En 1988, la compañía de Early aparecio en la lista de la revista “Inc.” de las 500 compañías privadas de mas rápida expansión en Estados Unidos.

Early no se jacta de su logro. Los recuerdos de los tiempos difíciles aun lo rondan. “No puedo darme el lujo de dormirme en mis laureles”, declara, "Así que siempre estoy tratando de mejorar mi negocio”.

Con esta actitud templada por el fracaso es probable que siga en la cumbre en los próximos años.

Y usted también puede lograrlo.

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