Al comediante David Brenner le toco en suerte proceder de una familia pobre, pero unida. Cuando terminó sus estudios secundarios, recibió un regalo inolvidable.
En aquel entonces, recuerda, “algunos de mis amigos estrenarían ropa y, entre los compañeros mas acomodados, hubo quienes recibieron autos nuevos.
Mi padre, por su parte, solo se llevó las manos a los bolsillos de sus pantalones, y sacó en seguida algo de ellos. Yo extendí la mano y le mostré la palma, tras lo cual él dejo caer en ella mi singular presente: ¡ una moneda de cinco centavos!”
“Al momento, papá me indicó: “Compra un diario con esta moneda. Lee cada artículo del mismo. Lee luego la sección de anuncios clasificados, y consíguete un empleo. Introdúcete en el mundo. Es todo tuyo, ahora.”
“Siempre pensé que aquello había sido una buena broma que mi padre me había jugado… hasta hace unos años después, cuando, sirviendo en el ejercito, me encontraba sentado en el fondo de una trinchera, y reflexionaba acerca de mi familia y de mi existencia.
Fue entonces cuando comprendí que mis amigos habían recibido solo autos nuevos, o solamente ropa. Mi padre, en cambio, me había regalado el mundo entero. ¡Que regalo tan maravilloso!”