La mayoría de los seres humanos llevamos una existencia tranquila, anónima, mientras transitamos por este mundo.
Lo más probable es que no haya desfiles ni monumentos en nuestro honor. Pero no por eso disminuye la importancia de la huella que podemos dejar, pues hay muchísima gente esperando que alguien como nosotros aparezca en su vida, gente que tendrá en buena estima nuestra compasión y nuestro estimulo, y que está necesitada de nuestros talentos particulares.
Son personas que tendrán una existencia mas feliz solo porque nos tomamos el tiempo para compartir con ellas lo que tenemos que dar.
Con demasiada frecuencia subestimamos el poder de una caricia, una sonrisa, una palabra amable, un oído atento, un elogio sincero, y de las más sencillas muestras de interés.
Pero todo ello es capaz de cambiar una vida. Uno se siente abrumado al pensar en las constante oportunidades que se presentan para hacer sentir a otros nuestro amor.