O cuando dejar de hacer algo por lo que te comprometiste.
Primero definamos los términos:
Terquedad: Incapacidad de atender razones a la hora de cejar en un empeño, sin importar las consecuencias que ello pudiera acarrear.
Persistencia: es el arte de insistir razonadamente en un objetivo planteado hasta conseguirlo.
Mucho se escribe y se lee sobre el tema de la persistencia para conseguir objetivos, el no cejar ni buscar pretextos para dejar de buscarlos.
Pero que sucede cuando después de un tiempo de estar trabajando en el proyecto te das cuenta que no es tan bueno como se visualizo en un principio? Simplemente dejas de hacerlo? Modificas el objetivo y empiezas de nuevo? O insistes hasta que se hunda el barco?
Hay casos en que la persistencia se vuelve terquedad y esto sucede cuando se insiste en el objetivo a pesar de:
-Tener la certidumbre de que sabiendo lo que ahora sabe, no se habría comprometido en ello en primer lugar.
-Haber perdido su sentido.
-Saber que romperlo es la mejor decisión que puede tomar y que cumplirlo solo empeorará las cosas.
-Percibir que seguir otro camino es más inteligente y honesto.
Si ya se tomo una decisión, pero esta no es la adecuada ¿Será inteligente persistir en la decisión sabiendo que se tomo por razones equivocadas?.
Muchas veces el orgullo nos obliga a mantenernos firmes en nuestro objetivo o disimular nuestra falta de valor para cambiar lo que pensamos en un principio seria la mejor opción
El dejar de seguir haciendo algo que, a final de cuentas, no te redituara algo positivo te hará más bien, que persistir hasta caer en la terquedad y hundirte con ella.
Si eres de las personas que conciente de un error cambia su rumbo inmediatamente entonces: ¡Felicidades!
Pero si te has dado cuenta que estas cabalgando un caballo muerto, ¡Desmonta inmediatamente!
