jueves, 3 de septiembre de 2009

Dejame Dormir Mama Por Fray Josepho Incluye audio


Ultimamente como que los políticos han caído en desgracia, su mundo de “nunca jamás” ya no lo pueden parlotear tan fácilmente, aunque aun no comprenden que ya no son tan respetados siguen en sus posturas de que tienen la solución para todo.
Además de esas ridículas posturas ahora les ha dado por exhibir su poder y se enfrascan, entre ellos mismos, en infantiles discusiones para demostrar quien tiene la mayoría y consecuentemente el poder en congreso.
Esto es por demás patético, pues todo lo hacen cuando deberían estar legislando, que es para lo que se les paga.
A continuación quiero compartir con ustedes un poema que algunos le dan su autoria a Fray Junipero Serra pero en realidad pertenece a Fray Josepho, seudónimo con el que escribe el español José Aguilar Jurado, sarcástico critico de la política.

El audio lo podran escuchar en la voz del autor en el siguiente enlace: Fray Josepho Dejame Dormir Mamá


DÉJAME DORMIR, MAMÁ

Hijo mío, por favor, de tu blando lecho salta.
Déjame dormir, mamá, que no hace ninguna falta.

Hijo mío, por favor, levántate y desayuna.
Déjame dormir, mamá, que no hace falta ninguna.

Hijo mío, por favor, que traigo el café con leche.
Mamá, deja que en las sábanas un rato más aproveche.

Hijo mío, por favor, que España entera se afana.
¡Que no! ¡Que no me levanto porque no me da la gana!

Hijo mío, por favor, que el sol está ya en lo alto.
Déjame dormir, mamá, no pasa nada si falto.

Hijo mío, por favor, que es la hora del almuerzo.
Déjame, que levantarme me supone mucho esfuerzo.

Hijo mío, por favor, van a llamarte haragán.
Déjame, mamá, que nunca me ha importado el qué dirán.

Hijo mío, por favor, ¿y si tu jefe se enfada?
Que no, mamá, déjame, que no me va pasar nada.

Hijo mío, por favor, que ya has dormido en exceso.
Déjame, mamá, que soy diputado del Congreso
y si falto a las sesiones ni se advierte ni se nota.
Solamente necesito acudir cuando se vota,
que los diputados somos ovejitas de un rebaño para votar
lo que digan y dormir en el escaño.

En serio, mamita mía, yo no sé por qué te inquietas
si por ser culiparlante cobro mi sueldo y mis dietas.

Lo único que preciso, de verdad, mamá, no insistas,
es conseguir otra vez que me pongan en las listas.

Hacer la pelota al líder, ser sumiso, ser amable
y aplaudirle, por supuesto, cuando en la tribuna hable.

Y es que ser parlamentario fatiga mucho y amuerma.
Por eso estoy tan molido. ¡Déjame, mamá, que duerma!

Bueno, te dejo, hijo mío. Perdóname, lo lamento.
¡Yo no sabía el estres que produce el Parlamento!
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