A diferencia de lo que sucede entre las mujeres, siempre, el apoyo inicial, ante cualquier problema, es espiritual, es decir, poniéndose en el lugar de la amiga en desgracia para sentir lo mismo y pedir, con la misma fe que la afectada, una solución al problema.
Aquí el caso no es cual de los dos hace o no lo correcto, sino quien lo hace por naturaleza y quien por convicción.
A continuación les transcribo una nota publicada en el portal ensincronia.net hace un buen tiempo en el cual se explica claramente el origen de la solidaridad femenina.
“Las Amigas Curan
En la Universidad de Los Ángeles, California, después de 50 años de investigaciones, se identificó que existen sustancias químicas producidas por el cerebro que ayudan a crear y mantener lazos de amistad entre las mujeres.
Los investigadores, hombres en su mayoría, se sorprendieron con los resultados de los estudios.
Cuando la hormona OXITOCINA es liberada como parte de la reacción de las mujeres frente al estrés, ellas sienten la necesidad de proteger a sus hijos y de agruparse con otras mujeres; y cuando pasa eso, se produce una cantidad aún mayor de oxitocina, que reduce el estrés más agudo y provoca un efecto calmante.
Estas reacciones no aparecen entre los miembros del sexo masculino porque la testosterona que los hombres producen en altas cantidades, tiende a neutralizar los efectos de la oxitocina; mientras que los estrógenos femeninos aumentan la producción de esta hormona.
Después de repetidos estudios, se demostró que los lazos emocionales existentes entre las mujeres que son amigas verdaderas y leales, contribuyen a una reducción del riesgo de padecer enfermedades ligadas a la presión arterial y al colesterol.
Se cree que ésta puede ser una de las razones de que las mujeres vivan generalmente más que los hombres. Las mujeres que no establecen relaciones de amistad con otras mujeres, no muestran los mismos resultados en su salud.
Así que tener amigas nos ayuda no solamente a vivir más, sino también a vivir mejor.
El estudio sobre la salud indica que cuantas más amigas tenga una mujer, mayor es la probabilidad de que llegue a vieja sin problemas físicos y llevando una vida plena y saludable. En este mismo estudio se observó también cómo las mujeres superan los momentos críticos (como la muerte del cónyuge o de los padres) y se percibió que las mujeres que pueden confiar en sus amigas, reaccionan sin enfermedades graves y se recuperan en un lapso menor de tiempo que aquéllas que no tienen en quien confiar.
El estudio concluyó que la amistad entre las mujeres constituye una fuente de fuerza, bienestar, alegría y salud.
Por eso y por muchas cosas más: ¡Qué vivan las amigas!”