martes, 18 de agosto de 2009

Diario de Un Pene



Hola, que tal? A continuación les traigo un escrito que me encontré entre mis papeles desde hace tiempo y que no lo había querido publicar porque además de que es muy largo como que el tema me parece que es un poco fuerte, pero con esto de la modernidad actual pues me anime, no le quise pegar al mojigato y aquí se los entrego, lo voy a presentar en varias partes para que no sea tan cansada su lectura.

Primera parte:


“Hola mi querido diario, estoy emocionado porque nunca había escrito nada, pues claro, no tengo manos, pero como ves ya me las ingenie y aquí estoy para contarte todo lo que me ha pasado y lo que me ira pasando…..

Pues bien, resulta que estoy feliz porque ya estoy haciendo mi presentación en sociedad, es decir, ya soy mayor de edad, mi compañeros (el resto del cuerpo) y yo ayer cumplimos 18 añitos de haber llegado al mundo, unos tienen esos años trabajando arduamente y otros tenemos menos de cumplir nuestras funciones al cien pero lo importante es que seguimos juntos y completitos.

Ayer en la celebración de la mayoría de edad me toco , de nuevo , la mas húmeda, solo serví de desagüe pues la pachanga estuvo fuerte, como si no hubieran tomado nunca y como si fuera la ultima vez, espero que esto no sea tan seguido, porque aunque no lo creas, cansa y aburre, habiendo otras formas de celebrar …. En fin.

Deja te cuento como la he pasado en estos años, resulta que el descubrimiento de mi doble función fue un poco tarde, no se si se deba a cuestiones mías o de mi jefe pero eso si, desde que sucedió el evento el trabajo ha sido duro, muuuuuuy duro.

El inicio fue en una mañana fresca de verano, en esas en que amaneces tapado solamente con una fina sabanita de algodón, sentí unas fuertes ondas mandadas de allá arriba que me instruían a levantarme debido a que había provabilidades de combate (así lo entendí) y lo que hice enseguida fue levantarme inmediatamente y ponerme en situación defensiva, me eleve al máximo para intentar averiguar por donde podría llegar el ataque, me erigí cual si fuera periscopio de submarino y así permanecí, considere que esa era la posición defensiva mas adecuada para la batalla mientras me llegaban nuevas instrucciones.

Espere un buen tiempo y las instrucciones y la batalla nunca llegaron, aun así, como buen soldado no abandone mi posición y continué firme, muy firme, mirando hacia todos lados por si el ataque era sorpresivo, cabe mencionarte, querido diario, que a pesar de lo duro de la posición la sensación de estar cumpliendo con el deber era muy agradable y placentera.

Al poco tiempo sentí que todos mis compañeros, que estaban dormidos, empezaban a alborotarse y agitarse, situación que interprete como que el ataque estaba por llegar; no paso mucho tiempo para que fueran solicitados mis servicios, que aunque un poco extraños, los aguante en cumplimiento de mi deber.

La batalla empezó lenta pero poco a poco se fue tornando mas agresiva, me zarandeaban de aquí para allá y de allá para acá, no sabia que hacer, me sentía aturdido, quizá porque era mi primera vez, no sabia si disparar a discreción o no, lo único que se me ocurrió en ese momento, algo que considere muy inteligente de mi parte, fue esperar instrucciones de arriba para disparar en el momento preciso y al lugar adecuado.

Y no me equivoque, las instrucciones llegaron justo a tiempo pues ya no aguantaba mas el fragor de la batalla y quería disparar para desahogar todo mi rencor contra el enemigo.

Busque el blanco indicado y no lo encontré! Por mas que busque, a donde sabia que tenia que disparar, este blanco no apareció y yo con las armas cargadas a punto de explotar, lo que hice para no meter en problemas a mis compañeros de abajo, donde se preparan las cargas explosivas, fue disparar a donde fuera, eso si, con mucha fuerza y repetición, hasta que se terminaran las municiones, fue una locura, disparé a diestra y siniestra Pum! Pum! Pum! Ja, Ja, Ja… te confieso algo, ese momento vaya que si lo disfrute, y mucho.

Unos instantes después llego la calma, mucha calma, todos los demás se relajaron, solo yo seguí en posición de ataque y hasta después de un buen rato también la calma me llego y fue cuando me puse a descansar, eso si, con la firme idea de haber cumplido con mi deber….

Después comprendí que lo que había pasado era simplemente un simulacro, de los cuales habría muchos, muy seguido y sin previo aviso; pero deja te confieso algo mi querido diario si esto es la guerra, estoy dispuesto a pelear todos los días y cuantas veces quieran, siento que nací para ser soldado, pues hasta traigo casco integrado y tengo entendido, porque así me lo hicieron saber, que por municiones no me preocupe.

Luego te cuento sobre una batalla que estuvo mejor, atrapamos al enemigo en una cueva…… en esa hasta me dieron un reconocimiento por mi valor y entrega.

Hasta pronto."

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