domingo, 21 de junio de 2009

La sociedad de los Hijos Huerfanos excelente libro


Autor: Sergio Sinay

Nada marca más negativamente la infancia de una persona que el maltrato de sus padres. Y la primera forma de maltrato es el abandono, la desatención, la ausencia.

A todos nos apenan las historias de niños que viven en orfanatos, que son abandonados en la calle. Niños pobres, en su gran mayoría. Pero hay un fenómeno tan triste como éste, que se produce en las clases media y alta y es el abandono emocional: hijos cuyos padres les brindan todo materialmente y nada humanamente.

Esta es la realidad sobre la que nos habla “La Sociedad de los Hijos Huérfanos”. El libro describe una sociedad de padres abandónicos. Padres y madres negligentes, indiferentes, facilistas, demagógicos, inmaduros y culposos que desatienden la relación con sus hijos y no les brindan lo que más necesitan: tiempo y comunicación.

"El hecho de tener hijos -biológicamente hablando- no vuelve padre a una persona. El hecho de tener padres no impide que un niño sea huérfano."


La tesis del autor, el sociólogo y psicólogo argentino Sergio Sinay, se construye a partir de una coyuntura muy dolorosa: adolescentes que mueren por sobredosis de drogas y alcohol, violencia, obesidad infantil, suicidios, deserción escolar, embarazo adolescente, apatía, insatisfacción permanente, etc. Para el autor del libro, estas tragedias cotidianas no son avatares del destino, sino producto del deterioro del vínculo filial.

¿Quién cría a los hijos?

En el mejor de los casos, los abuelos, una niñera, una institución educativa, o un club deportivo. En otros, la televisión, la computadora, o la calle.

Según Sinay, el rol de padre como educador se está desvirtuando en otros, como el papá-amigo, el papá-ídolo o el papá-proveedor. Estos padres no fijan límites, no estipulan normas, aprueban y buscan ser aprobados, dicen “Sí” a todo y proveen sin cuestionamientos.

Los padres de hoy, replegados sobre sí mismos y pendientes de satisfacer sus propias necesidades individuales (muchas veces, ni siquiera las de la pareja), delegan su responsabilidad. "Los padres dejan a los chicos en el colegio como si dejaran un auto en el taller mecánico, es decir, con la idea de que se los devolverán funcionando", metaforiza el autor. El nos recuerda que la escuela (como cualquier otra institución) es auxiliar de la crianza de los niños, pero los responsables primeros y últimos son los padres. Su función es indelegable, irremplazable.

La ausencia de los padres priva a los niños de referentes, de modelos reales a partir de los cuales construir su identidad, de ejemplos directos, de conversaciones y experiencias positivas, de límites que les enseñen a convivir con otras personas.

Orfandad… en todo sentido

Los huérfanos a los que se refiere este libro, son generalmente niños y adolescentes que van a una buena escuela, practican deportes, realizan actividades culturales, asisten a muchos centros de entretenimiento y tienen una nutrida agenda social… pero casi no comparten tiempo con sus padres. Estos, ausentes todo el día del hogar, someten a sus hijos al mismo régimen de actividad (y ausencia) permanente. Esta orfandad tiene diversas manifestaciones: emocional, ética, de logros, espiritual y normativa.

Con el tiempo, los padres de estos niños también se convertirán en huérfanos porque, el día que envejezcan, sus hijos delegarán su cuidado y compañía en un hogar de ancianos, una enfermera o una mucama.

Ser padres significa trabajar de padres, resume Sinay. Quizás en esta sociedad de ambiciones profesionales, donde hombres y mujeres trabajan cada vez más, ambos han olvidado su principal trabajo.

"El mayor logro de la maternidad y de la paternidad, la certificación indudable de que la misión ha sido bien cumplida consiste en dejar de ser necesitados por nuestros hijos, en que, habiendo alcanzado el desarrollo de sus propias condiciones e instrumentos, ellos vengan a nosotros por amor, simplemente para compartir y celebrar el encuentro, y no por necesidad, por incapacidad, por confusión emocional respecto del vínculo que nos une. Para alcanzar este logro antes debemos estar muy cerca, muy presentes, muy activos, muy decisivos."
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