martes, 3 de agosto de 2010

Las similitudes de los animales y el hombre


Reflexionando en dias pasados
sobre las similitudes entre el hombre y los animales,
extrañamente -o tal vez por costumbre-
solemos atribuirle a los animales
defectos que sólo tenemos los hombres.

No es falsa la serpiente
cuando repta zigzagueando en su andar;
es falso el hombre que deja la rectitud
y anda por caminos sinuosos.

No es sucio el cerdo
que se revuelca en el barro;
es sucio el hombre que enloda su espíritu
con conductas inmorales.

No es cruel la hiena
que ataca a su presa para alimentarse;
es cruel el hombre que hiere
y tortura a sus hermanos.

No es charlatán el loro
que repite sonidos huecos;
es charlatán el hombre que habla
sin tener nada que decir.

No es cobarde la gallina
que huye del enemigo por instinto;
es cobarde el hombre que no afronta
los riesgos de su situación.

No es astuto el zorro
que finje dormir para atrapar a su presa;
es astuto el hombre
que simula debilidad para engañar.

No es mentiroso el tero
que grita lejos de su nido para defender su cría;
es mentiroso el hombre
que oculta la verdad que debería mostrar.

Tal vez, no se hace malo el hombre
cuando se parece a los animales,
pero tampoco se hace malo el animal
cuando se asemeja a los hombres...
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