sábado, 19 de diciembre de 2009

El Saber Aprender Verdaderamente


La vanidad, la arrogancia y la sobervia son elementos que en ocasiones ciegan a las personas para saber mas.

Nunca es suficiente cuando de aprender se trata, nunca se sabe todo, nunca se deben despreciar las enseñanzas, por mas minimas que sean, por mas triviales que resulten ser para tu entender.

En cierta ocasión, un hombre de gran erudición, fue a visitar a un anciano que estaba considerado como un sabio. Llevaba la intención de declararse discípulo suyo y aprender de su conocimiento.

Cuando llegó a su presencia, manifestó sus pretensiones pero no pudo evitar el dejar constancia de su condición de erudito, opinando y sentenciando sobre cualquier tema a la menor ocasión que tenía oportunidad. En un momento de la visita, el sabio lo invitó a tomar una taza de té.

El erudito aceptó, aprovechando para hacer un breve discurso sobre los beneficios del té, sus distintas clases, métodos de cultivo y producción. Cuando la humeante tetera llegó a la mesa, el sabio empezó a servir el té sobre la taza de su invitado. Inmediatamente, la taza comenzó a rebosar, pero el sabio continuaba vertiendo té impasiblemente, derramándose ya el líquido sobre el suelo.
-¿Qué haces insensato? -clamó el erudito-. ¿No ves que la taza ya está llena?

-Ilustro esta situación -contestó el sabio-. Tú, al igual que la taza, estás ya lleno de tus propias creencias y opiniones. ¿De qué te serviría que yo tratara de enseñarte nada?

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