martes, 29 de diciembre de 2009

El Exito y el Dominio de la Palabra


Hace unos días asistí a una conferencia motivacional, de esas que exprimen el alma -y te la dejan muy limpia- para empezar a cargarla de cosas positivas. Y así fue, siento que si quedo muy limpia.

Debo confesar que fui llevado, casi, con camisa de fuerza ya que el orador no me aseguraba el éxito de la conferencia pues, de antemano, me parecía antipático y cargado de un exceso de positivismo que rayaba en la exageración.

Una vez iniciada la conferencia -con cierto desgano- asegure a mi acompañante que solo estaría veinte minutos…. pero no fue así. Me quedé dos horas, dos horas que se me fueron como un suspiro. De pronto ya eran más de las ocho de la noche y ni cuenta me había dado. Estaba absorto, fascinado con las dotes oratorias de ese señor, con la destreza que tenía para relatarnos historias con las cuales podíamos fácilmente identificarnos.

Lo rescatable, adicionalmente a la exprimida del alma, de esta conferencia lo resumo así: el Éxito y el Dominio de la Palabra van de la mano.

De que sirve tomar cursos de liderazgo o de resolución de conflictos si ni siquiera se sabe cuáles son las claves para ganarse la atención y el respeto de otros.

Ahí, en la conferencia, me dí cuenta de que la gente debería tener una guía profesional, un entrenamiento completo en habilidades oratorias y manejo de grupos para que otros se sientan como yo me sentí con aquel señor.

Estas habilidades suelen considerarse como exclusivas de un reducido número de personas y que son difíciles de igualar pero -es bueno agregar- no imposible de lograr. Por eso hay que estar conscientes de que los expositores de alta calidad se hacen.

No hay expositor alguno capaz de captar la atención solo con su habla, es decir, sin práctica, sin asesoramiento y sin una buena preparación.

Es bueno considerar que un buen observador, rápidamente, distinguirá entre un charlatán armado de pirotecnia verbal y un buen argumentador que sabe utilizar las técnicas de persuasión.

Hay quienes argumentan que, para ser un expositor estrella, se debe contar con una buena memoria para tener todo bajo control. Si bien es fundamental, dentro de las características, también seria bueno agregarle una buena dosis de naturalidad y espontaneidad, las cuales sabiéndolas utilizar evitaría caer en la improvisación.

A la gente nos gusta la espontaneidad, el comentario sorpresivo, aquello que suele llamarse “romper el libreto”, pero no se debe abusar de esta situación ni confiarse demasiado a lo “ya lo veremos en su momento”.

A manera de resumen debemos considerar que una buena parte del éxito de las personas que lo tienen se debe, sin lugar a dudas, al dominio que tienen sobre la palabra.

Related Posts with Thumbnails