Había una vez un árabe que viajaba en la noche y sus esclavos, a la hora del descanso, se encontraron que no tenían más que 19 estacas para atar a sus 20 camellos.
Cuando le consultaron al amo éste les dijo: “Simulad que claváis una estaca al llegar al camello número 20, pues como el cabellos es un animal de costumbres, seguro que se cree que está atado”.
Así lo hicieron, y efectivamente a la mañana siguiente todos los camellos estaban en su sitio y el número 20 también, pero al desatarlos para marchar todos se pudieron en movimiento menos el último que nos e movía del sitio.
El amo dijo entonces: “¡¡Haced el gesto de desatarlo de la estaca imaginaria pues el se cree que está atado!!”
Este relato es la imagen de lo que nos ocurre cuando actuamos desde el patrón de “lo de siempre” sin darnos cuenta que lo estamos haciendo.
En estos casos solemos actuar como encantados por lo habitual… es en esos momentos que perdemos contacto con la realidad y probablemente también con la oportunidad de interpretar el mensaje de la mejor forma para nosotros.
Cuando actuamos guiados por la costumbre perdemos además la oportunidad de decidir por nosotros mismos. Nos quedamos atados a una estaca imaginaria.
Si lo analizamos, son los patrones los que hacen que nuestros deseos, ideas y opiniones difieran, a pesar de surgir todos de la misma fuente. Crean diferentes formas de interpretar las señales.
Cada patrón se forma como resultado del procesamiento de las experiencias, recuerdos y enseñanzas.
No creo que la idea sea eliminar los patrones, lo que habría que hacer es identificarlos claramente y decidir concientemente cuando usarlos y cuando no.
Es asumir concientemente cada una de nuestras decisiones.