Decía el Papa Juan Pablo II el primero de enero de 1985 en la Jornada Mundial de la Paz:
“La primera invitación que les quiero dirigir, hombres y mujeres de hoy, es esta: ¡No tengan miedo! No tengan miedo de su juventud ni de esos profundos deseos de felicidad, de verdad, de belleza y de amor duradero que experimentan.
El futuro a largo plazo en siglo próximo se encuentra en sus manos. El futuro de paz esta en sus corazones. Para construir la historia, como ustedes pueden y deben, es preciso que la liberen de los falsos senderos que está recorriendo.
Para conseguirlo deben ser personas de una gran confianza en la grandeza de la vocación humana, una vocación que se ha de perseguir en el respeto a la verdad, a la dignidad y a los inviolables derechos de la persona humana.
Lo que veo surgir en ustedes es una nueva conciencia de responsabilidad y una acerada sensibilidad hacia las necesidades de la comunidad humana. Son presa de un vivo deseo de paz, que tantos comparten con ustedes.
Están turbados por las grandes injusticias que los rodean. Sufren cuando ven como se extiende el hambre y la desnutrición. Se interesan por el estado del medio ambiente. Se ven amenazados por el desempleo y muchos de ustedes están sin trabajo y sin la perspectiva de un empleo adecuado….Todo ello puede hacerles pensar que la vida no tiene sentido.
Ante esto, algunos de ustedes pueden sentirse tentados a huir de las responsabilidades en el ilusorio mundo del alcohol y de la droga, en las fugaces relaciones sexuales sin compromiso por el matrimonio y la familia, en la indiferencia, en el cinismo y finalmente en la violencia.
Estén en guardia contra el engaño de un mundo que quiere utilizar y desviar su enérgica y potente búsqueda de la felicidad y del sentido de la vida. Pero no eviten la búsqueda de las respuestas verdaderas a las preguntas que se les presentan. ¡No tengan miedo! "