Hay personas que les gusta decir que nacieron para servir, para con eso conseguir puestos públicos y así vivir del erario. No se cansan de hablar de su natural disposicion al servicio y que su vida depende de eso.
Al final, pocos son los que consiguen equilibrar lo que dicen con lo que hacen y muchos los que acostumbran tener una doble moral, es decir, se sirven en vez de servir.
Un día, un florista fue al peluquero a cortarse el pelo. Luego del corte pidió la cuenta y el peluquero le contestó: