Con el don de escuchar viene aparejado el don de curar.
Pues escuchar a nuestros hermanos
hasta que ellos hayan pronunciado
las ultimas palabras de sus corazones
es curativo y consolador.
Alguien ha dicho que es posible
“escuchar el alma de una persona en el fondo de sí misma”.
Soy de la misma opinión.