Los medios de comunicación, en la actualidad, se caracterizan por amarillar las noticias, es decir, darles un matiz extremo y resaltando la desgracia en si de los afectados.
No se tientan el corazón para hacer tomas casi encima del herido, acercamientos de las partes visibles de un cadáver o entrevistas a los deudos de un fallecido haciéndoles preguntas tan tontas como: ¿Cómo se siente en este momento? ¿Qué pide para los autores del asesinato de su…?
Y después de la desgracia siguen con el sepelio y por ultimo, dos días después, un resumen de la tragedia desde el hogar de la victima.