El pago de los impuestos, toda la vida, ha sido considerado como una carga para el que los paga, pero no por eso dejan de ser necesarios.
El problema empieza cuando el contribuyente ve que la aplicación de lo que “concede” al fisco toma otro destino del que le corresponde; todo seria diferente si la utilización de estos recursos se viera reflejada en cosas útiles para los gobernados.
También se critica, en ocasiones, que las imposiciones fiscales no son equitativas y justas, que la clase siempre afectada es la media, ya que los pobres, por su condición, no pagan y de los ricos se puede decir que no les duele.
Estas criticas se ven acrecentadas cuando de pronto la autoridad en su afán de captar mas recursos, vía eliminando la clandestinidad, otorga subsidios en el pago de los impuestos, los cuales a final de cuentas, y para beneplácito de algunos, terminan beneficiando mayormente a los que mas contribuyen o sea, a los que mas tienen, o lo que es lo mismo, a los ricos.
Una forma de comprender que lo anterior es natural y necesario lo podemos ver en el siguiente ejemplo: