Actualmente, los cursos académicos de esta materia resultan ser ejercicios sin sentido.
Cuando a un corredor de bolsa se le detiene por negocios turbios, o un nuevo procedimiento medico plantea dilemas imprevistos, surgen voces que piden cursos académicos de ética.
Se insta a las facultades de derecho, de medicina, de administración de empresas -e incluso a las escuelas secundarias- a tratar de resolver las cuestiones de moralidad instituyendo mas recursos de esta materia.
La idea detrás de esta exigencia es que a todos se les puede enseñar a distinguir el bien y el mal, así como a los estudiantes de medicina se les enseña a distinguir el hígado del páncreas.