Adriana y Oliver estuvieron casados por más de 70 años. Ellos habían compartido todo, hablaban de todo y no se habían guardado secreto alguno.
Lo único que no compartían era que la viejita tenia en su closet una caja de zapatos y le había pedido a Oliver que nunca la abriera y que no le preguntara sobre ella.
Durante todos estos años, el nunca pensó en la caja, pero un día Adriana se enfermo mucho y el doctor les dijo que ya no se recuperaría de su enfermedad.