Si me llamas cansado fuera del sendero, y casi sin fuerzas para continuar; si te veo pensando que la vida es dura, que no puedes con todo o con ganas de desistir; me acercaré para recordarte cómo es un comienzo, y nuevamente te desafiaré.
Me acercaré a tu alma para que vuelva el impulso de vida llevándote hacia ti mismo. Sabrás entonces encender tu lámpara en la oscuridad aunque afuera haga frío. Volverás a ser fuego y yo avivaré tus brasas quietas, para que alumbren y revivan tu andar peregrino.