Nadie es capaz de poner siempre cara de póquer. Eso lo saben muy bien los ilusionistas y algunos de sus trucos se basan en las reacciones inconscientes del público. Uno de ellos es la técnica de la ‘lectura muscular’, también llamada cumberlandismo en honor al mago que la perfeccionó, Cumberland. Uno de los más hábiles en el uso de esta técnica es el mentalista Kreskin.
En sus actuaciones realizaba el siguiente truco. Un espectador ocultaba un cheque -entregado por el ilusionista- en alguna parte del teatro y entonces el mago intentaba localizarlo. Para ello el espectador asía un pañuelo por uno de sus extremos, estando el otro cogido por Kreskin. Si no lo encontraba, el cheque se donaba a una obra de caridad. Kreskin tuvo que hacerlo sólo en tres ocasiones. La explicación es bien sencilla: el mago localizaba el camino a seguir por los tirones inconscientes del espectador.