martes, 6 de octubre de 2009

Las Habilidades de los Videntes


Nadie es capaz de poner siempre cara de póquer. Eso lo saben muy bien los ilusionistas y algunos de sus trucos se basan en las reacciones inconscientes del público. Uno de ellos es la técnica de la ‘lectura muscular’, también llamada cumberlandismo en honor al mago que la perfeccionó, Cumberland. Uno de los más hábiles en el uso de esta técnica es el mentalista Kreskin.

En sus actuaciones realizaba el siguiente truco. Un espectador ocultaba un cheque -entregado por el ilusionista- en alguna parte del teatro y entonces el mago intentaba localizarlo. Para ello el espectador asía un pañuelo por uno de sus extremos, estando el otro cogido por Kreskin. Si no lo encontraba, el cheque se donaba a una obra de caridad. Kreskin tuvo que hacerlo sólo en tres ocasiones. La explicación es bien sencilla: el mago localizaba el camino a seguir por los tirones inconscientes del espectador.

Esas sutiles señales las emplean los videntes para saber si sus predicciones son correctas. En las lecturas de cartas o de manos hay que fijarse en la expresión de los ojos y de la cara. Por ejemplo, teniendo cogida la mano de una persona, si le dice ‘ha tenido un problema grave hace tres años’ y nota un tirón, como un acto reflejo, ha acertado. Siga por ese camino. Es curioso cómo los videntes emplean técnicas de ilusionismo que se conocen desde hace doscientos años.

Pero la estrella de la función es la ‘lectura en frío’. De ella se sirve el vidente para persuadir que conoce ciertos rasgos personales del cliente, situación personal, estado anímico, expectativas…, a partir de la conducta no verbal y ante preguntas o afirmaciones que surgen durante la consulta. Una regla de oro de la videncia es que lo que te pregunta el cliente es lo que le preocupa.

Además, un buen vidente estudia cuidadosamente al cliente: la ropa -estilo, limpieza, coste aproximado, si es nueva o no- proporciona un montón de pistas sobre su nivel socioeconómico, extroversión, conservadurismo y otras características. Los rasgos físicos proporcionan aún más datos. Las manos son especialmente reveladoras. La forma de hablar, la gramática, los gestos y la forma de mirar son buenas fuentes de datos. Y si el vidente conoce los últimos resultados de las encuestas sobre los gustos y preocupaciones de la población, hacer una predicción exacta es sencillísimo.

Normalmente la gente no se da cuenta de lo fácil que es dedicarse a la videncia. Creemos ser únicos y no nos damos cuenta que somos más parecidos que distintos, que nuestros problemas están provocados por las mismas transiciones de nacimiento, pubertad, matrimonio, hijos, ancianidad y muerte y que la gente que acude a un vidente es porque necesita escuchar algo acerca de sus conflictos referidos al amor, dinero o salud.

Fuente: Diary of An Illusionist
Related Posts with Thumbnails