lunes, 12 de abril de 2010

Jugando para Papá

Un muchacho vivía solo con su padre, ambos tenían una relación extraordinaria y muy especial. El joven pertenecía al equipo de fútbol americano de su colegio, usualmente no tenía la oportunidad de jugar... bueno casi nunca... Sin embargo su padre permanecía siempre en las gradas haciéndole compañía. El joven era el más bajo de la clase cuando comenzó la secundaria e insistía en participar en el equipo de fútbol del colegio.

Su padre siempre le daba orientación y le explicaba claramente que no tenía que jugar fútbol si no lo deseaba en realidad... Pero el joven amaba el fútbol... ¡no faltaba a una práctica ni a un juego! ¡Estaba decidido en dar lo mejor de sí, se sentía felizmente comprometido!

Durante su vida en secundaria, lo recordaron como el "calentador de banco", debido a que siempre permanecía sentado.... Su padre con su espíritu de luchador, siempre estaba en las gradas, dándole compañía, palabras de aliento y el mejor apoyo que hijo alguno podría esperar.

Compasion y Lastima


Compasión y Lástima no son exactamente lo mismo.

Mientras que la primera refleja el anhelo del corazón de fundirnos
con el otro y de asumir parte del sufrimiento,
la segunda es un conjunto limitado de pensamientos concebidos
para asegurar un estado de separación.

La compasión es la respuesta espontánea del amor;
la lastima, el reflejo involuntario del miedo.

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