La comodidad y la prosperidad nunca han enriquecido al mundo tanto como la adversidad.
Del dolor y los problemas han surgido las canciones más bellas y las historias más conmovedoras.
Cuando subimos en las tele sillas que remontan los Alpes para admirar el paisaje, nos asomamos desde alturas vertiginosas y vemos algunas de las mas hermosas flores que pueda haber.
Resulta muy difícil creer que apenas unas semanas antes aquellas flores estaban sepultadas bajo muchos metros de nieve.
La carga del hielo y las tormentas invernales han contribuido a su brillantez y a su crecimiento.
Las cargas que soportamos pueden tener el mismo efecto en nuestra vida.
Cuando las personas se enfrentan a las tormentas de la adversidad, pueden resurgir con mayor belleza.
Son como los árboles que crecen en las cordilleras: azotados por el viento, si, pero dotados de la madera mas resistente.
Fuente: Billy Graham, en Hope for the Troubled Heart