viernes, 12 de febrero de 2010

Educando a los Hijos


“No le des a un hombre de comer, enséñalo a pescar”.
En ocasiones, cuando se trata de nuestros hijos, hacemos hasta lo imposible por satisfacerle sus deseos o necesidades; no nos detenemos a pensar -o si lo hacemos no nos oimos- que a veces limitarlos en algo puede servirles para toda su vida.

El economista Walter Williams aprendió un principio de éxito al tener que perderse el almuerzo.

“A los 13 años, yo era un típico bárbaro que crecía en los barrios bajos de Filadelfia” recuerda el especialista. “Mi madre nos sostenía trabajando como domestica. El despilfarro que yo acostumbraba significaba con frecuencia que para la mitad de la semana ya había dilapidado mi presupuesto para almorzar en la escuela, y le pedía a mamá más dinero.

Finalmente un día mamá me dijo: “Tu bien sabias que tendrías que almorzar cuando gastaste el dinero” y rehusó darme un centavo mas. Responsabilizado por quien yo consideraba, sin lugar a dudas, la más insensible madre sobre la tierra, me pase el resto de la semana sin poder almorzar. Jamás volví a desperdiciar mi dinero para comer.

Desde luego que mamá no era insensible en absoluto, concluye Williams. Ahora comprendo lo angustiante que debe ser para un padre el saber que su hijo tiene hambre. Pero si uno no tiene el valor de hacerlo responsable de su imprudencia, ¿de que otra manera se le puede enseñar a ser mejor?”
Fuente : Success Magazine
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