lunes, 28 de septiembre de 2009

Siento ganas de llorar hoy


Todos hemos experimentado, seguramente, en alguna ocasión como que la tierra se esta hundiendo en nuestros pies y que irremediablemente nos dirigimos a un abismo del cual es probable que no salgamos.

Esos momentos en que todo lo hecho en la vida de pronto se vuelve historia, tan solo una serie de recuerdos “bonitos” pero por lo que paso no los quieres traer a la mente.

No sabes que hacer, tienes sentimientos de todo tipo, las ideas abruman tu cabeza y la razón huye sin darnos una explicación o consejo.

Es en esos momentos de terrible soledad y abandono en que, sin querer, sin solicitarlo aparecen las ganas de llorar.

Sin lugar a duda el llorar es un recurso, considerado poco varonil, de gran utilidad para ahogar las penas, un método simple de sacar de uno mismo lo que nos angustia.

Las lagrimas representan tristezas para algunos y alegrías para otros, todo depende del momento o las circunstancias, pero es bien sabido que, por lo general, son una muestra de nuestras aflicciones y derrotas de la vida, de lo que no se pudo lograr, de aquel ser querido que ya no esta, del empleo perdido o de los estudios no alcanzados y de tantas cosas que por lo regular se ahogan en ellas.

Algo extraño sucede cuando lloramos, es como si las lágrimas tomaran de dentro de nosotros las frustraciones o situaciones que nos acongojan y las exteriorizaran y al salir estas se desvanezcan como por arte de magia.

Y después de llorar, de ahogar las penas en lágrimas, como que la claridad y la razón aparecen de nuevo y te das cuenta de que todo pasa por algo y que los culpables de lo que paso no es la vida, ni es Dios, ni las circunstancias o los demás; que todo ello ha sido lo mejor que nos pudo haber ocurrido.


Lo mas importante de todo esto, es, sin duda, el aprendizaje que debemos encontrar en el llorar, es el desahogo de nuestras frustraciones y circunstancias negativas para emprender con determinación las soluciones que están en nuestras manos, las lagrimas tal vez sean un aviso para ser mejor, para esforzarnos y prepararnos mejor, para tomar las decisiones que no nos hemos atrevido y para arriesgarnos a salir de la mediocridad y de la desgracia.

Pueden ser un alerta para seguir pero con visión y energía renovadas y convicciones claras y transparentes, que nada ni nadie puedan opacar y mucho menos hundir en la fosa del pesimismo y de la opresión,

Es bueno recurrir de vez en cuando a las lagrimas, seguramente nos ayudara a ver todo con mas claridad, con lo cual se harán los ajustes necesarios para alcanzar las nuevas metas y objetivos.



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