Si en el mundo no hubiera mas que rebeldes,
no podría marchar;
no tendria caso la rebeldía
si faltara contra quien rebelarse.
Y sin los innovadores,
¿Quién empujaría el carro de la vida
sobre el que van aquellos tan satisfechos?
En vez de combatirse,
ambas partes debieran entender que
ninguna tendrioa motivo de existir
si la otra no existiese.
El conservador sagaz
puede bendecir al revolucionario,
tanto como éste a él.
He aquí una nueva base para la tolerancia:
cada hombre necesita de su enemigo.