Fischli y Weiss eliminan esas cosas que nos rodean en nuestra vida diaria y luego reestructuran sus relaciones entre sí.
Ellos no tienen por objeto glorificar ni enajenar a estos objetos comunes, sino que se limita a crear nuevas funciones en las que se podrían considerar como son las cosas y el rendimiento de auto-destrucción.
Con un diseño digno de Rube Goldberg -o Alfred Hitchcock-
presentan una construcción de 100
pies de interacciones físicas, reacciones químicas y el
caos, precisamente.